lunes, 21 de septiembre de 2015

MUNDO CAUSAL XIII ¨La invasión de los fobios¨


Ando por la calle con la conciencia de que el día  ha empezado mal. Todo lo que me rodea me molesta. Me doy cuenta. Aquí no hay  arte ni contemplación y tampoco relajación.
Paso por delante de las innumerables vitrinas comerciales mirándolas de reojo. ¿Nos habremos dado  cuenta de que todo este tinglado no tiene más sentido? Camino haciendo zigzag entre los frenéticos coches con sus frenéticos conductores. Detesto la potencia de sus máquinas y la poquedad de sus mentes. 
Me cruzo con miradas de gente perdida, ajetreada, agobiada, agresiva y resignada que arrastran sus propios cuerpo de vacías almas.
Me pregunto si todo ésto tiene un sentido ¿Estaremos  en este mundo para algo ? Para una misión, una tarea, un papel; o simplemente para gozar, ociar, amar ¿La mayoría de nosotros vagaremos  hasta el final sin encontrarle un sentido a la vida?
Entro en mi portal con las reflexiones orientándome en la cabeza. Cojo  del buzón papeles, burocracia y publicidad. Quiero tragármelos todos para expulsarlos definitivamente de una manera u otra.
Me cansa todo ésto.  Quiero dormir, desconectar mi cerebro cual una computadora. Dormir y relajarme.

Creo que me he quedado dormida ¿o tal vez no?. No puedo darme la vuelta en la cama, tampoco ponerme de lado en mi  posición preferida. Ni mis manos ni mis pies ni mi cabeza se pueden mover en una especie de bloqueo extemporáneo. Sólo mis ojos pueden ojear la habitación que de improviso se adensa de oscuridad.
Una especie de materia densa y nebulosa  se va difundiendo más y más ante mí, que yazco aún en mi cama sin que pueda hacer nada para evitarlo.
La materia negra y transparente  va adquiriendo formas fluctuantes que van separándose unas de otras diseñando tenebrosas siluetas en el aire que se mueven enloquecidas en todas direcciones de mi habitación. Van saliendo volanderas de la pared de la cabecera para concentrarse flotantes en el techo. Parecen estar hechas de humo negro, formas gaseosas medio humanas medio inhumanas que terminan con una cola difuminada. Seguramente seres no humanos.

Observo el fenómeno al principio sorprendida como presenciando un acto fuera de lo común pero  seguidamente aterrada. Sobre todo cuando un grupo de esos seres inorgánicos se acercan hacia mí peligrosamente. Contemplo  cómo se van introduciendo por las lámparas de luz sobre la mesita de noche y salen cual destellos cargados de electricidad para penetrar seguidamente por mis orejas y volver a salir deslizándose por mi boca. En un momento soy toda una centella eléctrica fusionada con los seres inorgánicos y con las lamparitas de luz, en una especie de potente energía fulgurante que nos une en cualquier modo.
 Paralizada por la superioridad y la velocidad del fenómeno, no contrasto ni lucho contra tal posesión, sino  yazgo supina inerte e impotente en mi cama.

-      !Sal de ahí! –Me  grita de improviso una voz alarmada. ! –Tienes que salir de aquí ahora mismo. Levántate y sígueme. Escapa. Tenemos que irnos de aquí!
-      ¿Quién eres? No me fió tampoco de ti...No te conozco. –Respondo a la voz con un sistema de telequinesis que yo misma no sabía poseer.
-      Confía en mí. Estoy aquí para ayudarte. Date prisa...Son fobios ¿Lo entiendes? ¡Fobios! Si te quedas ahí te atraparán para siempre. No te queda otra alternativa que fiarte de mí. Son peligrosos, potentes y yo te conozco, eres frágil y no tienes la fuerza para combatirlos.

En un momento no corremos sino volamos unidas de la mano virtualmente, e izadas en el aire a gran velocidad. Los fobios nos persiguen enloquecidos, como si fuera cuestión de vida o muerte penetrar nuestros cuerpos y nutrirse de nuestra energía vital. Una especie de supervivencia. Necesitan de nuestros organismos para sobrevivir y activarse succionando energía vital. De lo contrario parecen morir o carecer de energía suficiente.
Recorremos la casa volando y buscando una vía de fuga sin encontrarla. 

Cuando los seres están ya muy cerca de nosotras , de improviso veo una puerta abierta y oscura. Temo que nos chocaremos contra ella como contra un muro de oscuridad. Sin embargo la atravesamos y en milésimas de segundo nos transporta a otra dimensión, a otro paisaje. Hemos encontrado una la salida de salvación.
Los fobios se han quedado al otro lado de la puerta sin poder seguirnos.
 Estoy fuera de peligro. ¿Pero dónde estoy ahora? ¿Y quién es ella?

-      No me conoces. Bueno me has visto en tus sueños pero no te acuerdas de mí por lo que veo. No hace falta que hables. Ahora relájate. Tengo que desinfectarte. Puede que aún tengas algún fobio dentro de tu organismo y es mejor que no entren en esta zona aséptica. Sumérgete en el lago. Deprisa...No pierdas tiempo. Si tienes alguno dentro, al contacto con el agua purificadora de la laguna lo atraparás y aunque no salgan de ti aun los podremos tener bajo control y neutralizarlos. Confía en mí.
-      Vale pero ¿Qué lugar es éste? Explícame.
-      No tengo tiempo, Mara, ya hablaremos cuando salgas del agua. Te puedo decir sólo que no soy yo quien te ha buscado sino tú a mí.
-      ¿Eres una psicóloga?
-      Sí y no. Digamos que soy un híbrido entre psicóloga y chamana. Como tú prefieras. Conozco el mundo real, la mente humana y sus sentimientos así como conozco este mundo irreal donde entramos por las puertas de nuestros sueños. Mi nombre es Monchian. Ahora salta. Te esperaré aquí sentada hasta que salgas del agua.
                                



                    * INDACO



sábado, 22 de agosto de 2015

MUNDO CAUSAL Xll "Sensación"


Otro largo día y todo sigue igual, tanto pensé en el resto de cosas que la menor de mis preocupaciones y la mayor de mis alegrías desaparecieron a la par. Es difícil explicar como por intentar hacer las cosas bien y entregarte a causas que en el fondo no son tuyas, pierdes batallas que te harían ser rey.

La guerra diaria y la lucha interior se han cebado conmigo apartándote de mi sin haber fallado, pero también sin haber estado cuando lo necesitabas. Y encima todo esto, al menos, antes mis sueños me hacían desaparecer y descansar en mis pequeños letargos nocturnos, pero ahora, esta sensación que me deja aquel lugar cada día, me hace pensar solo en estar en ese mundo casual, en el que se han convertido mis noches. Preguntas y más preguntas, y actos que van cambiando pero que a la vez parecen muy reales, sé que tienen que significar algo, lo sé, y espero, que poco a poco lo vaya descubriendo…

Quizás vuelvas, o quizás yo vaya a tu encuentro, mas de una vez lo he pensado, entregar el corazón e ir a tu lado, pero me falta el valor…maldito accidente.

Pensando en todo esto, o eso creo…me quedo dormido y aparezco junto al lago con la mirada clavada en el cielo, persiguiendo una especie de ave que ha picado sobre unos árboles que se encuentran a unos pocos metros de mi situación en este paraje. A la vez, siento como algo clava su mirada en mi espalda desde una arboleda que se acuna más allá del empedrado que rodea el lago, cierto es, que no había fijado mi vista nunca en ella, como si no la recordara. Solo a mis espaldas, recuerdo los sustos que el hombre extraño me da cada vez que me saluda golpeando las piedras. 

En ese momento recuerdo mi ultimo encuentro con él, y ¿cual es mi sorpresa?...en la mano sigue aquel trozo de tela rubí que dejo caer, hace un rato, o anoche, o yo que sé, ya no sé qué pensar, el tiempo aquí carece de significado…

Casi siento el aliento en mi nuca, demasiado cerca, y el escalofrío me riza la piel, la sensación  me obliga a caminar para salir de este lugar o al menos no estar solo, y sin pensarlo un segundo, comienzo a caminar acelerando el paso por momentos en busca de aquel rapaz que descendió sobre el lago. Cada vez camino más rápido, afligido, con el pecho encogido, pero sin el valor para volver la vista atrás y saber qué es aquello que me encoje el corazón con tanta fuerza. En esos momentos, en los que uno piensa en despertar sudando aliviado, por una extraña razón o debido a que esta quimera no es normal, cada paso se hace más largo y no llego a abrir los ojos, por mucho que lo intente.

Casi cuando ya no me queda suspiro alguno y fuerzas en las piernas aparecen ante mi un grupo de personas y seres algo extraños, y lo que quiera que fuese, deja de perseguirme…recupero el aliento y una tranquilidad se apodera de mi ser.

Para mi sorpresa, en el grupo se encuentra la mujer del lago y uno de los hombres que divisé en lo alto de la colina, cuando me cruce con el viejo por ultima vez, y veo que algunos tienen el mismo trozo de trapo o pañuelo rojo que me dejó caer cuando desapareció.

Veo que están bastante alterados y charlan entre ellos, me acerco y escucho una palabra que explica en parte, la sensación que tenia cuando venia hacia aquí.

FOBIOS…sabe de lo que habla y creo que yo también, me voy a presentar y hacer algunas preguntas, esto empieza a dar un giro y quiero saber el por qué…

Mientras camino hacia ellos, y me observan…me embarga una sensación reconfortante y lo único que se me viene a la cabeza es que no hay mayor miedo que el que sientes cuando ya no sientes nada, creo que alivia mi pesar anterior, y el por qué de esta quimera, que espero, empiece a entender pronto.



*El Escriba de Thot



jueves, 6 de agosto de 2015

MUNDO CAUSAL Xl "Fobios"


¿Así ocurre? Volver a nuestra cárcel de realidad deja una sensación de vacío que acongoja. A pesar de que este tipo, Banton, no me había parecido nada agradable, en poco tiempo me había acostumbrado a él.
Somos animales socializados, siempre buscamos estar en comunidad, lo mal que me va mi experiencia en el mundo real y ahora que por fin estaba solo, encuentro a este tipo y ya no concibo este mundo sin compañía, ahora sé que no estoy solo. Tendré que encontrar a esa chica o a cualquier otro habitante de este sitio.
Me adentraré en las entrañas de este bosque, buscaré el motivo de mi exilio onírico, me embriagaré de naturaleza y bucearé por lo más recóndito de este lugar.
¿Qué es ese olor? Se espesa el aire que respiro, se alargan las sombras y me empieza a abandonar la euforia. ¡El respirar duele!

Cuelgan de las ramas de los álamos esperando que se acerque su presa, ojos inquisidores, pelaje espeso sobre un corpulento esqueleto.
Cuelgan como mandriles boca abajo liberando unas manos asidas a un hacha de piedra. Esperan el momento y…
saltan sobre Silvano sin tiempo de reacción, son dos, fuertes, diestros en el arte de la violencia, golpean sin opción de defensa. Cuando vencido por golpes certeros Silvano cae al suelo, el mayor de los dos se le echa encima anulándolo por completo.
Alza su hacha hacia el techo del bosque, la mira como ofreciendo sacrificio, mientras el más pequeño de ellos aclama esperando el golpe de gracia. Ya los ojos de aquel ser miran a su víctima, mientras babea sobre ella. Y comienza a descender el instrumento violentamente.
Apenas veinte centímetros separaban el rostro de Silvano de la herramienta de exterminio, cuando una flecha atravesó la cabeza del ser que lo ejecutaba.
La reacción del otro compañero fue de sorpresa, lo que dejo tiempo a Silvano a desprenderse del ser sangriento que posaba sobre él.
Se pudo poner en posición de defensa cuando el pequeño ser se abalanzaba ya sobre Silvano, y justo cuando sus cuerpos chocaban, salió despedido cual choque con una pared hubiese sido. Cayó Silvano sobres las raíces de un álamo cercano y al mirar a su oponente, vio como un águila de plumaje dorado, asía al pequeño agresor y lo lanzaba sobre unos troncos.
Miró entonces a un lado y otro, descubriendo que un chico con arco en mano y carcaj a la espalda se acercaba con ánimo de ayudarle a levantar su cuerpo malherido.

-      Hola soy Gabriel, ¿te encuentras bien?
-      Yo soy Silvano, y sobre mi estado sinceramente no lo sé.
-      Ja ja ja, bueno al menos mejor de cómo te querían dejar esos tipos.
-      ¿Tipos? Pero si son seres horripilantes, ¿qué son?

Un movimiento de hombros de Gabriel dejaba claro que no tenía ni idea, cuando a sus espaldas una voz aclaraba la duda.

-      Son Fobios, seres nacidos de nuestros miedos. Sin duda que tu estado ayudo a que aparecieran. Y gracias a este chico y a Bennu has podido salir de esta, pero eran tan aberrantes que está claro que volverán otros, tus miedos son demasiado fuertes aún. Perdonad no me he presentado, yo soy Monchian, esta amiga que es algo tímida es Mara, Bennu ya lo conocéis, aunque lo veis como un águila, es uno de los nuestros.
-      Gracias a todos, os debo la vida, ¿Pero los miedos tienen formas humanas?
-      ¿Humanas, crees realmente que son humanas? Este mundo las recrea para nosotros.

                 *Tartessus Baobab




martes, 14 de julio de 2015

MUNDO CAUSAL X "Despierta Banton"



 Por un momento mi mente se vuelve lúcida y alcanzo a comprender que mi cuerpo no responde a ningún estímulo, no recuerdo quién soy , ni qué edad tengo.
Me veo tumbado boca arriba en la cama de un hospital, inerte. Siento una extraña fuerza de gravedad que no permite que mi espíritu pueda abandonar definitivamente el claustro de carne y huesos.
Noto por un instante que estoy despierto, pero sé que cuando desfallezcan mis pocas fuerzas y sea arrastrado de nuevo dentro de mi cuerpo, volveré a vivir en un mundo diferente, cambiante e inquietante; el mundo de mis sueños, en el que sí guardo recuerdos y donde parece que tengo una identidad.
Aunque ahora, por un momento, creo que se trata de un sueño, provocado quizás por la medicación, en realidad no estoy tan seguro de ello.  

De lo que sí estoy completamente seguro es de que inevitablemente volveré a vivir ese vivo sueño, real, casual o causal. Volveré a pisar las montañas que parecen estar vivas, sentir al río que fluye con un ritmo propio y cambia de curso a su antojo. Volveré a caminar entre la variedad infinita de árboles y vegetación desconocidos para mí, a la fauna esquiva y puede que peligrosa, y a los seres humanos, no menos esquivos y quien sabe si también peligrosos.

He visto a lo lejos al menos a dos mujeres, que bien podrían ser sirenas o lamias, o imaginaciones mías. No me fio de nada ni de nadie, ni siquiera del tipo que dice llamarse Silvano, y que no sé a ciencia cierta por qué me estaba esperando en lo alto de aquella colina y gracias al cual puedo seguir contando esto. No me queda más remedio que confiar en él si no quiero verme solo de nuevo; ahora puedo hablar con alguien aquí.

 Lo que más llama mi atención en este mundo de sueño es el lago. Parece como si estuviera vivo y que guardara un gran misterio. No puedo evitar esa sensación espesa de angustia y esperanza cada vez que lo contemplo. Veo a veces agitarse sus aguas como si se estuviese librando una lucha mortal, y tras ello una calma tensa, presagio de una nueva lucha.

Recuerdo mi primer encuentro con Silvano y como me esforzaba en hacerle comprender que si estábamos allí era por algo y que, antes o después, deberíamos contactar con el resto de habitantes en nuestro sueño común.
Tras perder de vista a la mujer del lago y mirándolo fijamente a los ojos le dije :
-         Creo que definitivamente estoy aquí para quedarme y que no volveré a la vida real hasta que las incógnitas de este sueño no se resuelvan. ¿Sabes? En mi supuesta vida real estoy al borde de la muerte, tumbado en la cama de una habitación de hospital, en un coma clínico debido a mis excesos fatales, creo, porque no recuerdo detalles de mi vida real, sólo el sentir de mi pulso vital extremo y autodestructivo.
-         No digas tonterías Banton –espetó Silvano- . Yo tampoco sé quién soy en la vida real cuando sueño, por eso es un sueño y luego puedo recordarlo o no. Aunque creo que llevo demasiado tiempo soñando y este paisaje parece cada vez más real y mi vida más difusa.

Pensé que Silvano no me decía toda la verdad y que sólo pretendía consolarme de algún modo.
-         Tú sabes algo que me ocultas sobre todo esto. ¿Por qué estabas tú aquí antes que yo? ¿Por qué me esperabas en lo alto de la colina? ¿Quién es esa mujer que acabamos de ver lanzarse al agua? ¿Quién coño más anda por aquí?.....
-         ¿Quién te ha dicho que yo te estaba esperando y que estaba por aquí antes que tú? –me respondió Silvano con una leve y maliciosa sonrisa. –No olvides que esto es un sueño y aquí no existe el tiempo y creo que sólo ves lo que existe en tu imaginación. Siento decirte que no soy real, ni tú tampoco, ni todo lo que vemos o creemos ver a nuestro alrededor.
-         Vete a tomar por culo –le dije al mismo tiempo que le           lanzaba un puñetazo en plena cara. –Dime ¿es esto real o no lo es?

En ese momento el crujir de una gruesa rama sonó a nuestras espaldas y alguna alimaña desapareció súbitamente entre la maleza. Silvano permanecía en el suelo tapándose la cara con las manos cuando me dijo..
-         ¡Eh! Hijo de puta, preocúpate de lo que tienes a la espalda y ya te diré yo a ti si esto es real o no……

El doctor me hacía una pregunta tras otra pausadamente para comprobar si había recuperado la consciencia. Alcancé a preguntarle cuánto tiempo llevaba así y su respuesta me heló la sangre.
-         Siete años, Señor Banton. Ya casi habíamos perdido toda esperanza en su recuperación, pero en las últimas semanas ha estado recuperando lentamente la movilidad y ya reacciona a los estímulos externos, aunque levemente, pero estamos en el buen camino.

¡Joder! Parece que empiezo a recordar quien soy, y creo que prefiero volver a ”soñar” , prefiero volver a mi extraño mundo especial.



*JARR


domingo, 5 de julio de 2015

MUNDO CAUSAL IX "Gabriel"


Oculto sobre la alta copa de un árbol, mimetizado con el tronco, con total ausencia de movimientos, tan sólo sus verdes ojos se movían sorprendidos  observando a la mujer desnuda que salía del agua y a otra mujer que iba a su encuentro para recibirla, cubriéndola con una manta. Mara recibe con gratitud el cobijo del cálido arrope natural; el cariñoso abrazo de Monchian le hace brotar una sonrisa, intercalada con el rechinar de dientes por el intenso frío provocado por las aguas heladas del lago. Es una excelente nadadora y hoy, de forma caprichosa en esta naturaleza juguetona, la temperatura del agua del lago estaba a muy pocos grados. Monchian eleva su mano izquierda enguantada y a los pocos segundos Bennu se posa en su brazo.

Gabriel observa desde las alturas como las dos mujeres y el águila se adentran en el bosque en animada y risueña conversación sobre la súbita aparición de los dos hombres y su inmersión en el lago de aguas inesperadamente frías. Él deja pasar unos minutos para luego descender del árbol ágilmente, con su carcaj de flechas al hombro y su arco entrelazado a su espalda. Su juventud de quince años le permite saltar felinamente desde una altura considerable para rodar y asentarse de pie. Seguidamente se acerca al lago, oculto tras unas ramas se acuclilla y mira hacia la orilla opuesta donde observa a Banton y Silvano que miran hacia su posición, por donde hace un rato emergió del agua Mara para ser recibida por Monchian. Sin duda no pueden verlo.

Busca con la mirada a Lugosian por entre el amplio campo de rocas junto al lago, aunque sin éxito. Gabriel sabe que no está muy lejos, huele su presencia por el ozono que desprende cuando aparece, siempre entre las rocas y piedras apoyado por su bastón.

Recordaba la primera vez que lo vio, al segundo o tercer día de llegar a su nuevo mundo. Él se encontraba desorientado y perdido en esa nueva naturaleza, en esa inmensidad de bosques, arroyos, ríos y lagos, tan diferentes de su lugar anterior donde iba consumiendo los días y noches, rutinaria y pesadamente. Allí, en el reformatorio donde cumplía su condena menor por posesión y tráfico de drogas, un lugar inhóspito donde iba consumiéndose y donde le quedaban aún catorce meses para poder salir.
Su único momento feliz lo encontraba dos horas a la semana con las clases de literatura con el profesor Fripp y la hora quincenal de tutoría personal con el mismo docente. Le descubrió un mundo inesperado en las historias que desgranaba cada semana en las novelas y poesías que el Sr. Fripp le presentaba, y sus charlas de tutoría eran un navío estable al que asirse dentro de su propio océano de desesperada tristeza y abismal soledad desde que tenía uso de razón.

El último recuerdo de su mundo anterior era de una noche de fría lluvia, sentado sobre el alfeizar del edificio más alto del reformatorio, mezclándose sus lágrimas con las gotas de lluvia, con una pena oscura y solitaria al conocer que el profesor Fripp no volvería a verlo porque le habían dicho que había tenido un accidente del que no se recuperaría. Su última visión de su vida en el mundo real fue el suelo que se acercaba a él hundiéndose en la oscuridad.

Observando las rocas grisáceas junto al lago, Gabriel recordaba la primera aparición sorpresiva de Lugosian ante él. Una figura alta y corpulenta, algo encorvado, ataviado con una especie de impermeable o gabardina plástica de un color violeta incluyendo extensión de capucha que dejaba ver muy poco de su rostro. Unas grandes gafas del mismo color le daba un aspecto aún más grotesco y siniestro. Los golpes del bastón sobre las piedras ejercían un ritmo hipnótico mientras avanzaba hacia donde él se encontraba, subido en una roca alta contemplando el riachuelo cómo discurría entre las piedras.

-         ¿Te encuentras bien en tu nuevo hábitat, Gabriel? –Le dijo Lugosian con una voz ronca y algo forzada, una vez que llegó a su altura sobre la gran roca granítica.

Gabriel se quedó mudo, no sabía si responder, salir corriendo…..Llevaba dos días por allí y era la primera persona que veía pero no le conocía y él sí sabía su nombre. La confusión y su natural desconfiada ante los extraños le hicieron permanecer callado.

-         Eres el primer habitante de este……mundo especial. Sí, es muy especial, al igual que tú. –Lugosian hizo un gesto señalando con el bastón en movimiento hacia los árboles y hacia Gabriel – La paz que transmite es muy diferente a la reluctante tensión enclaustrada del reformatorio.

Gabriel volvió de su recuerdo y centraba su atención en la visión del campo de rocas junto al lago, donde Lugosian le dijo en su primer encuentro que sería uno de los lugares en los que podría encontrarse con él en sus visitas a su nuevo mundo. –En zona de piedras y rocas, nunca pisando tierra ni vegetación.

Esperaba encontrase con Lugosian para preguntarle por las nuevas personas que estaban llegando al mundo especial, ¿por qué?
Él estimaba que llevaba unos cuatro meses allí. A las tres semanas vio que llegó Banton, y semana tras semana fueron apareciendo Silvano, Mara, Monchian y el último fue Franz, además de ese extraño ave que tan bien se lleva con las mujeres. Pero ninguno permanece allí día y noche, todo el tiempo, cada uno de ellos desaparece y de nuevo vuelve al día siguiente. Siempre, desde el primer momento en que captó sus llegadas, ocurre así.

Él no. Es su espacio vital continuo y allí permanece. También ha notado que, a medida que los extraños están llegando, la naturaleza se está volviendo muy caprichosa y extremadamente cambiante de un día para otro. La placidez  primaveral de sus primeras semanas se ha ido convirtiendo en un clima imprevisible y a veces muy extremo.

Gabriel inició una carrera bordeando el lago, siempre apartado de la vista de Banton y Silvano que continuaban  hablando sobre la roca al borde del agua. Sentía más presente el fuerte olor a ozono a medida que avanzaba hacia una zona de pedriscas rocosas junto a un brazo semi oculto del lago, esperando encontrarse con Lugosian. Al llegar al centro, en la zona más estable empedrada detuvo su avance y permaneció en silencio, expectante, observando su alrededor. El sonido del bastón golpeando las piedras a su espalda le hizo girar encarándolo.

-         ¿Qué ocurre, Lugosian? 
-         Gabriel, tengo muy poco tiempo. Ellos también participan de este mundo por una causa especial aunque su situación en el mundo real es diferente a la tuya. No puedo decirte mucho más, no por ahora.
-          Pero este hábitat está cambiando. ¿Es por ellos?
-         Sí y no. Será mejor que establezcas contacto con los nuevos habitantes cuanto antes. Os tendréis que ayudar unos a otros. Eres el que mejor conoce la zona y el que lleva mayor tiempo por aquí. -Hablaba rápidamente de forma algo nerviosa mirando a un lado y a otro. 
-         No entiendo, Lugosian.
-         Perdóname, Gabriel. Ahora es mejor no buscar explicaciones, no puedo darlas. Tienes que confiar en mí y sé que te costará hacerlo. Se acercan peligros y debéis afrontarlos lo más unidos posible.

Un viento frío llegó desde la nevadas montañas del norte. Gabriel y Lugosian permanecieron en silencio mirando en derredor, como si un latido interno, una alerta interior les hubiera avisado de no sabían qué peligro.

-         Lugosian, mira, por allí se acerca esa especial águila real y viene hacia nosotros.
-         Es Bennu. Debo irme, Gabriel. Conecta con los demás. El hecho causal está comenzando. Te pido que te esfuerces y confíes.

Las últimas palabras de Lugosian llamearon en el aire desprendiendo un olor a cables quemados. El sonido del bastón contra las piedras era un eco lejano perdiéndose entre el arrullo del viento junto a su imagen, con una medio sonrisa en su casi oculto rostro desvaneciéndose en el atardecer.


              * Masmoc Utopía



viernes, 26 de junio de 2015

MUNDO CAUSAL VIII "Franz"


Otra vez aquí… ese agua, estas piedras, no puede ser casual. Sigo soñando noche tras noche con esas imágenes golpeando mi mente. ¿Por qué soñaré con este sitio y por qué narices sigo viniendo cada mañana? ¿Qué se me perdió aquí?

-         Buenos días Franz
-         Buenos días caballero… -y él, siempre aparece golpeando con su bastón, y aunque parece irritante y fuera de lugar, creo que nos entendemos.
-         Te veo absorto, ¿en qué piensas hoy?
-         En nada, ya sabe, disfrutando de la calma, como siempre. –En el fondo, y aunque siempre le respondo lo mismo, estoy seguro que sabe lo que pasa por mi mente, sigo sin recordar por qué vengo aquí día tras día, intentando buscar el porqué de esos sueños punzantes y extraños.
-         Bueno chaval, hasta la próxima, y recuerda, “soñar es vivir”.
-         Hasta la próxima, que tenga un...- un momento, a qué se refiere con lo de soñar, lo suponía, esto no es casual…

En ese momento, salto de golpe de la piedra donde me siento cada día a observar e intentar sacar algo en claro, para preguntarle al extraño personaje, pero ha desaparecido…parece haber sido tragado por la tierra; sonrió irónicamente sorprendido por la velocidad de mi amigo y resoplando dejo caer mi cabeza entre los hombros. Encuentro un pañuelo rojo que se le ha caído al apático señor, o ¿lo habrá dejado caer?...llegados a este punto, ya todo me da demasiadas vueltas, necesito sentarme de nuevo.

Después de unos momentos de profunda respiración y autocontrol, algo llama mi atención; Al otro lado de la laguna…si es que puedo llamarla así, se escuchan murmullos, veo a tres personas, una mujer y dos hombres…y me vienen a la mente más imágenes de mis noches de sobresaltos, pueden ser las personas a las que también veo en esos fugaces sueños reveladores.
Miro al cielo, y como si fuera una visión, aparece ante mis ojos, un pájaro sobrevolando el lugar…no me alcanza a ver qué tipo de ave es, pero estoy seguro de que tampoco está aquí por casualidad.

¿Casualidad o causalidad?…No encuentro la respuesta a mi primera pregunta y ya me surgen más; muy bien Franz…aunque no me sorprende, ésta es mi vida…pregunta tras pregunta, y ninguna respuesta.

A veces, pienso que estoy fuera de lugar, y que me equivoque de generación, nada ni nadie consiguen encauzar mi cabeza, ya no sé qué hacer, pero algo me dice que pronto empezaré a tener respuestas…


     *El escriba de Thoh


sábado, 13 de junio de 2015

MUNDO CAUSAL VII "Bennu"


Una brisa fresca acaricia mi plumaje. Levanto la mirada en lontananza para descubrir un manto blanco sobre la montaña, las primeras nieves ya llegaron. El ocaso otoñal nos advierte que sufriremos las inclemencias de un duro invierno.
Esas pequeñas nubes grises que me amenazaban, ya descargan sobre mi, gotas de lluvia fresca.

La clepsidra que mide mi tiempo se adormece, la libertad se apodera de mí aquí arriba, prediciendo el futuro mediato, disfrutando del presente y valorando un pasado ya caduco.
El bosque me recuerda el pasado, la montaña es imagen de nuestro presente y el Río, ese joven Río que busca su futuro…

¡Pero otra vez Él!, aparece en mi camino cada vez que intento abstraerme. Siempre golpeando esas rocas, ¿Qué busca? ¿Qué espera encontrar?
Esos hombres que bajan por el camino, jamás los había visto, presiento qué cambios se avecinan.
Pero, habla con alguien sobre el agua, ¿es una sirena?, no pero lo parece.

Vuela el águila con su plumaje rojo y oro sobre las cabezas de los habitantes de este mundo causal, el círculo se comienza a cerrar, punto de no retorno.
Soledad masacrada, mi mundo es tu mundo, tu mundo es mi mundo. Nadie existe en el sueño de otro sin ser invitado, pero ¿quien invitó a quien en este mundo causal?
Las incógnitas preceden a las soluciones, tiempo habrá de desanudar los nudos que acometemos en esta fase de la historia.

Me poso sobre la roca que segundos antes soportaban la rudeza del bastón del impertinente personaje. Noto bajo mis garras la frescura de una piedra mojada.
Pero…. Parece que dejo de sentir la roca, me sube el cosquilleo hasta mi cuerpo, recorre mi plumaje y avanza todo mi ser…, despierto y frente a mi una silla de ruedas vacía parece esperar un inquilino diario.
Sobre el respaldo, un pañuelo rojo anudado me recuerda que la cita resolverá mis enigmas. 


       * Tartessus Baobab






lunes, 8 de junio de 2015

MUNDO CAUSAL VI "Mara"



Voy en coche acompañada por un reciente amigo conocido en una de mis noches de diversiones amargas. Me está llevando a un lugar especial que conoce y que me va a dejar, según él, a boca abierta. Estamos atravesando la noche y los campos oscuros con sus tenebrosas siluetas de ramas y árboles. Mi amigo no es para nada antipático pero tampoco nada especial. Viajo con él con la convicción de que esta historia, como tantas otras, será destinada a quedarse en un micro recuerdo del pasado. Más que viajar, huyo de mi realidad y de mí misma después de una serie de experiencias traumáticas, de separaciones, de personas y situaciones que me están llevando tambaleante y a empujones hacia la edad adulta de los cuarenta años.
Mientras el hombre habla entusiasmado del misterioso lugar donde vamos, reflexiono sobre la edad. Me doy cuenta que no se puede determinar una edad adulta concreta. Quizás sea una decisión consciente y racional el determinarla. O quizás una serie de experiencias fuertes concentradas en un espacio temporal limitado lo que te lleva a ello. Después queda elaborarlo todo. Con sorpresa descubres un día que han pasado años antes de que tu sufrimiento se sedimente en tu interior como el aceite que se sedimenta en el culo de una botella. Entonces te das cuenta que finalmente lo has metabolizado.

-         ¿Cuántos años tienes, Simón? –Le pregunto de repente a mi amigo conductor.
-         ¿Quién, yo? –Pregunta un poco sorprendido. –Ah pues 38 años, ¿por qué?
-         No, nada, curiosidad. Eres más pequeño que yo.

Miro su perfil salvaje de ojos grandes y rizos negros y lúcidos. Su físico robusto no corresponde a su edad psicológica. Él también se ha quedado atascado por alguna edad de su pasado adolescencial. Dice que tiene un hijo ilegítimo. No por causa suya sino porque  su madre  no  deja reconocerle. Todas las mañanas pasa delante del niño mientras va al colegio y él al trabajo. Pero no lo puede saludar, ni besar, ni abrazar. Para él su padre es un perfecto extraño. Así los días pasan unos tras otros con la esperanza de que la madre se decida a reconocer la paternidad. Mientras tanto, la tristeza le muerde el alma.
Para exorcizarla, mi amigo de vez en cuando se pone en posición de yoga, con la cabeza apoyada en el suelo y el cuerpo de 1,80 cm de altura a candela, esté donde esté. Creo que nunca entenderá que esa posición es la consecuencia del amor. Y que la es la causa de que le echen de bares y locales nocturnos.

De repente el coche frena bruscamente, al menos lo suficiente de sacarme de mi abstracción.
-         Hemos llegado. –Me dice con voz algo cansada.
-         Ah, bien; pero no se ve nada. Está completamente oscuro este lugar.
-         Sí, hay luna menguante pero te va a encantar. Ya lo verás.
Nos acercamos a una especie de lago, creo al menos. El agua fluye, la siento fluir por alguna parte.
-         ¿Dónde estamos? –digo un poco intimidada por la oscuridad absoluta. –No se ve nada.
-         No te preocupes, te guío yo.

Mi amigo me lleva lentamente y cogida de la mano como a un niño temeroso. Nos paramos cerca de una roca grande y levigada de piedra gris madreperla por el reflejo de la luna. Entonces empiezo a ver algo, seguramente mis ojos se están acostumbrando a la oscuridad. Veo siluetas de personas echadas sobre las grandes piedras que contornean la laguna. Otras personas están metidas dentro del agua. Siento las voces que se mezclan con el sonido de las cascadas.
-         Son termas. –Me dice mi amigo.
-         Ah, interesante.
-          Sí, lo más interesante es venir aquí y bañarse de noche. Prueba. Mete los pies en el agua y siente como está caliente.Ésta era la sorpresa.
-         De acuerdo espera un poco, me tengo que aclimatar al ambiente.
-         Vale, tómate el tiempo que quiera pero después nos bañamos.

Mientras me aclimato sentada en la dura roca me pregunto qué hago yo aquí. No me gusta para nada esta situación. Soy una que quiere ver claro, me gusta mirar, y aquí no veo nada. Era mejor venir durante el día. ¿Por qué  sigo haciendo cosas que no me interesan? Me siento perdida en este  momento de mi vida y lo peor que hago es ponerme en manos de otros que están perdidos y dolidos como yo. No puedo arriesgar siquiera salir a cien Kms de la ciudad.

Mientras me estoy fustigando con mis pensamientos veo venir una figura de silueta cupe y umbrosa a poca distancia. Camina y va golpeando con un bastón las piedras al borde de la laguna con fuerza.
No sé, pero su persona no me es completamente extraña. A medida que se acerca comienzo a reconocerlo. Sus pantalones negros ajustados, su capa oscura, su bastón que lo usa como una especie de arma.
Es él, es la figura oscura que se presenta en mis sueños, desprotegida de toda presencia que me quiera visitar. Su actitud es provocadora, me fastidia y me da miedo.
Ahora está aquí. ¿Cómo puede ser? ¿Qué hace en este lugar y por qué me sigue en mis sueños y ahora aquí, en mi realidad? Estoy segura ahora que es él ahora que ya está a dos pasos de mí. Veo su cara, sus ojos negros penetrantes y pequeños. Su nariz afilada y corvina como una diminuta navaja Sus labios sutiles sin ningún movimiento La inexpresión de su rostro.
El ansia crece. Lo tengo ya muy cerca de mí. Siento los golpes secos del bastón sobre las piedras. La figura tenebrosa me pasa al lado, dejando caer un objeto que se balancea en el aire mientras llega al suelo. Miro para atrás para seguirlo con la mirada pero se ha perdido en las sombras de la noche.

-         ¿Quién es ese hombre? –pregunto a mi amigo para paralizar el miedo que me invade.
-         No sé, no lo he visto antes.
-         Pero ¿qué está haciendo con ese bastón golpeando las piedras? ¿Por qué golpea las piedras?
-         Tampoco lo sé. Pero es verdad que es raro el personaje. ¿Tienes miedo? No te preocupes, estoy yo aquí para defenderte. –Dijo Simón levantando una carcajada.
Seguramente mi amigo no tiene temores porque no lo conoce, ni yo tampoco, pero lo he visto ya en mis sueños. Estoy convencida.
-         Vale, Simón, pero no estoy tranquila. Por favor, vayámonos de aquí. No me gusta este lugar.
-          ¿Cómo es posible? Hemos hecho 100 Kms. ¡Era mi deseo  mostrarte estas termas!
De prisa nos levantamos tras mi incitamiento. Ahora veo el objeto que ha dejado caer el tenebroso señor. Es un pañuelo rojo. Lo cojo y lo meto en mi bolsillo. Quizás lo ha tirado al suelo a propósito para que yo lo recoja; lo analizaré luego en casa.

 De prisa nos metemos de nuevo en el coche de vuelta a la ciudad. Mi amigo conduce en silencio. Su propósito ha fracasado, nosotros también. No obstante duermo toda la noche en su casa y a la mañana siguiente me acompaña a la mía. Nos despedimos sabiendo que no nos volveremos a ver de nuevo.

El día está llegando a su fin envuelto en un violáceo ocaso. Este momento de la jornada me pone siempre melancólica y me suspende en un estado existencial vago y solitario. Decido salir por el barrio, me calzo mis botas altas y me pongo mi gabardina.
Podría caminar con los ojos cerrados por estas calles después de tantos años. Miro el alto campanario de la antigua iglesia. A la mente me viene la experiencia de la noche pasada en las termas y mientras acaricio el pañuelo en mi bolsillo, recuerdo algo de un sueño que he tenido esta última noche cuando dormía en casa de Simón.

En mi sueño saltaba desde una alta roca del lago y me zambullía en las cálidas aguas envolviéndome como en un líquido placentero. Nadaba hacia el profundo turqués  hasta que mi respiración en apnea me lo permitía y salía a superficie explotando en un respiro liberatorio. En una de estas inmersiones y subidas vi al tenebroso señor. Estaba ahí con su bastón como si buscara algo entre las rocas. Me miraba con su penetrante mirada y sentía que me decía algo. Desde el centro del lago no conseguía oírlo. Se acercó más a la orilla y palabreó con una cierta ironía.
-         ¿Tú los conoces a esos dos? –Señaló con el bastón hacia una dirección en el bosque. –Aquél es el hijo de esa mujer que tiene la tienda de mercería en tu barrio.  –Volvió a hablar pausadamente. –Es una buena mujer, y el otro es el que su padre trabajaba en……….
Repentinamente sus palabras resultaron ofuscadas por el grito de una majestuosa águila que volteaba sobre nuestras cabezas en círculos ascendentes. La observé mientras subía en lo alto del cielo hasta perderla de vista. Después miré hacia el bosque para ver a los dos personajes que me había indicado con el bastón el misterioso hombre. Vi dos figuras que parecían dos sombras que se movían entre los árboles del bosque y miraban fijamente al punto donde yo me encontraba. No podía a la distancia reconocer sus caras ni detalle alguno.

A ese punto me desperté del sueño.

De vuelta a mi portal me repito en silencio como un mantra terapéutico “La vida es sueño y los sueños sueños son."

Me siento cansada. Quiero volver a casa. Dormir y volver a soñar…..


          * INDACO