domingo, 22 de noviembre de 2015

MUNDO CAUSAL XV "Conexión real"


Ya no aguantaba más en el hospital. Siete años en coma es tiempo suficiente, pensé.
Poco a poco iba recordándolo todo, desde alimentarme y caminar sin ayuda, hasta los momentos mas oscuros de mi vida pasada.
Salí con el alta voluntaria una mañana de otoño con un calor inusual para la época, parecía pleno verano. No tenía ninguna prisa por ver en qué lamentable estado encontraría mi pequeño habitáculo en el que al menos podría dormir esa noche. Así que decidí caminar sin rumbo fijo, dejándome llevar por una extraña y firme intuición que parecía dirigir mis pasos.
Me sentía inspirado y esperaba que me visitaran las musas esa preciosa mañana. Me senté en una mesa velador de un bar, encendí un cigarrillo y pedí una cerveza. Estaba dispuesto a escribir  un poema cuando, como si saliese de la nada, se me acercó un  individuo con sombrero calado, que apoyándose en un bastón y embutido en una gabardina color verde oscuro me preguntó directamente, sacándome del ensimismamiento:
-      Buenos días caballero. ¿Por favor, me podría ayudar? Acabo de llegar a la ciudad y estoy perdido. Alguien me indicó mal y la verdad es que no sé donde estoy. Voy a un lugar que se llama… la Glorieta de los Lotos. ¿Lo conoce usted?

Un escalofrió recorrió todos mis huesos al escuchar esa voz y ese lugar. Seguidamente comencé a percatarme de la empatía que extrañamente crecía entre ambos. Por un momento no supe qué contestarle, y tras dudar un momento, me atreví a decir:
-      Buenos días. Por favor siéntese y beba algo, claro que conozco ese lugar, y le llevo si usted no tiene  demasiada prisa. Pero… ¿Nos conocemos?
Se hizo el silencio mientras se miraron el uno al otro fijamente. Tras unos segundos, que me parecieron horas, el sujeto se sentó junto a mi susurrándome al oído con una débil voz, apenas audible:
-      En este mundo no, pero sí en el mundo causal de sus sueños, Banton.
Esa respuesta me confirmó mis temores iniciales. Volví a sentir escalofríos cuando quise asegurarme:
-      Perdón, me ha dicho lo que he creído oír o ¿estoy soñando?
El personaje lo miró con una alegre media sonrisa de satisfacción mientras le decía – Le he dicho lo que usted quiere oír, señor Banton, ni más ni menos.

Mi mente no estaba aún completamente lúcida; intentaba recordar la conexión entre las pesadillas repetidas que me atormentaban y aquel ser extraño, cuando oí claramente en el interior de mi cabeza esa misma voz: “Yo ya te conozco a través de tus sueños. Mi nombre es Lugosian. Aquí y allí. Y ahora concéntrate”.
Arrastrado por una fuerza mental superior, fuí desconectándome de los estímulos exteriores  y abriendo nuevas vías de percepción interior. La telepatía funcionaba y supe que podía comunicarme con mi interlocutor sin articular palabra. Me introduje en mi mundo interior hasta llegar a un escenario muy común en los sueños repetidos. Era un roquedal sin vegetación alguna por donde fluye un río que cambia de curso imprevisiblemente. Podía oír claramente el discurrir del agua fresca entre las rocas, y como su sonido se armonizaba con el compás in crescendo de los golpecitos de un bastón sobre las piedras, de alguien que se me acercaba cada vez más. Era el mismo ser que tenía enfrente en la mesa del bar, era como si compartiesen dos dimensiones paralelas a la vez.

“Bien ya me he presentado y ahora dime..., no sé quien eres en tu vida…, digamos, real. Por eso estoy ahora aquí y allí contigo al mismo tiempo. Para saber si realmente tienes el valor suficiente que necesitas. Te diré que si es así, a través de tu existencia física real, podrás conectar con este  otro mundo al que ya perteneces, sin necesidad de estar dormido, como estás haciendo ahora por vez primera. 
Este mundo no es fácil y está lleno de peligros para tu existencia. Aquí se genera el germen maligno de tus culpas y miedos más profundos,  materializados y prestos a apoderarse de tu alma. Les llamamos Fobios. Atacan siempre en grupo y normalmente a un solo individuo, que si no es salvado, acabará finalmente suicidándose en la vida real. Por ello necesitas ayuda para vencerlos. Deberás participar en un plan común y nunca actuar tu solo. Tienes que  contactar necesariamente con los demás habitantes de este mundo, -ya conoces a Silvano-, porque los vas a necesitar cuando seas atacado. Si  sucumbes al primer ataque,  permanecerás aquí como Gabriel, ayudando a los demás a luchar contra sus propios fobios, sin posibilidad de regreso al mundo real. Algo semejante a estar en coma, como tú lo has estado, ¿no es cierto?  Si sobrevives, lo harás con la capacidad de compartir los dos mundos a voluntad, como yo, y como Silvano y Mara que con la ayuda de Gabriel y de Monchian respectivamente han salido victoriosos de su primera prueba y están en camino de lograrlo. Conservarás la esperanza de liberarte del mundo causal y vivir una vida plena en el mundo real.
Ahora dime, debo saber si el coma fue producido por un intento de suicidio y si lo has superado por completo, si te sientes capaz de luchar con todo tu ser, porque, te prevengo..., los ataques se pueden producir en cualquier momento y en cualquier circunstancia”.

Abrí los ojos saliendo voluntariamente de mi ensoñación telepática y vi que el mismo personaje seguía allí sentado frente a mí, dando un pequeño trago a su cerveza, sin dejar de mirarme y esperando una respuesta. No daba crédito a lo que me estaba sucediendo, las ideas se me agolpaban y un leve dolor de cabeza empezó a incomodarme. Tras dudarlo un momento y para comprobar que podía hacerlo, volví a cerrar los ojos y me concentré profundamente. Una fuerte brisa de aire frío comenzó a levantarse y las nubes oscurecieron el sol sobre el roquedal. El frío se adueñaba de todo, al mismo tiempo que un temor inesperado iba creciendo en mi espíritu. Poco a poco noté que mi mente se desvanecía y que no podía restablecer la comunicación telepática. Sentí verdadero terror al pensar en la posibilidad de quedar atrapado de nuevo dentro de mí mismo, de no poder volver a la realidad.

Cuando por fin abrí los ojos, estaba bastante aturdido y el dolor de cabeza se intensificaba. Observé a duras penas la cara de preocupación de mi compañero de mesa intentando decirme algo. Por fin reaccioné y tirando del cuello de la gabardina de Lugosian, con la voz casi paralizada por el miedo que había sentido, pude decirle:
-      Ahora te recuerdo, formas parte de mis peores pesadillas. Y tú, fantasma, ¿me preguntas si tengo el valor suficiente para enfrentarme a mi pasado y a mi mismo? ¿Tengo alternativa?
Ten clara una cosa, he vuelto a nacer, y ahora sabré apreciar de forma diferente el regalo de la vida. Haré cualquier cosa para escapar de esta pesadilla.
Lugosian se soltó suavemente de mis manos de y mirándome, con cierta compasión me dijo:
-      Bien, tranquilo, así me gusta, que tengas esa determinación. La vas a necesitar. Ya sabes lo que te espera. Y no lo olvides, podrás compartir dos mundos. 
Ya ha empezado todo, ve esta noche a la glorieta y allí concéntrate como lo acabas de hacer. No faltes. Ahora debo irme.
Desapareció igual que vino, como en un sueño.

Un camarero se acercó a la mesa diciéndome:
-      Señor ¿desea usted alguna cosa mas?
Miré la libreta en blanco y los vasos vacíos, pedí otra cerveza y empecé a escribir el poema.


*JARR