sábado, 24 de diciembre de 2011

DIARIO DE DEMIAN PILGRIM 6


     - Todos ellos han nacido en Utobab.- Dijo Edmundo señalando a la pantalla donde se veía la plaza central de Tull rebosante de actividad.
     - Es un pueblo joven. Tienen futuro por delante.
     - Eso espero.- Asintió con tristeza al oír mis palabras, como si un lastre de pena y abandono hubiera cargado en su alma. Bajó la cabeza, la mirada perdida en algún punto del suelo y de nuevo habló tras el silencio en el que nos habíamos sumergido.
     - La pérdida.
     - ¿Cómo dices?
     - La pérdida, Demian. La pérdida.

Le observaba caminar despacio por la estancia, se frotaba la barbilla con su mano izquierda, me miraba y repetía - La pérdida.
Yo esperaba que ampliara sus palabras pero él seguía dando vueltas en silencio, mirándome alguna vez como esperando respuestas a una pregunta no formulada.
     - Los más jóvenes ni siquiera nos conocen, no nos han visto nunca al habernos mantenido, con el paso del tiempo, cada vez menos presentes a sus ojos.
Por fin comenzó a hablar, y ahora no parecía encontrar pausa en sus palabras; era un torrente que gesticulaba con sus manos cada frase, con tal convicción y claridad de exposición que en sus pupilas ya no solicitaba respuestas. Ahora volcaba hacía mí la quemazón de su interior, el agrio sabor de una vida salpicada con demasiadas ausencias.
Y continuaba envolviéndome con su voz,
     - Ya solamente somos visibles a una docena de compañeros de viaje. Hemos perdido a muchos en este camino. No estoy preparado para superar más ausencias. No creo que resista perder a Gabriel ni a Bittan.
Edmundo posó su mano en la pantalla y captó la imagen de Tull, obteniendo una visión panorámica del poblado. Cruzó los brazos mirando la imagen. Sus ojos brillaban y acuosamente desteñían.
     - Fagen hizo un excelente trabajo en el diseño de su construcción. Inmejorable. Y hace muy poco que nos abandonó.
Nuestro pasado se desmorona en este nuevo presente.
Alejó su vista de la pantalla y se volvió hacia mí diciendo - Demian, ¿sólo nos quedará futuro?
Sus pupilas bañadas en lágrimas imploraban un consuelo que yo no lograba encontrar. Con un ademán cansino me invitó a tomar asiento y él se sentó al mismo tiempo con parsimonia.
Con un gesto cansado y mirando a la pantalla, como si estuviera solo y reflexionando en voz alta para sí, de nuevo habló.
     - ¿Llegaremos a olvidar nuestro pasado?

El silencio nos atrapó.
Este tiempo muerto me hizo recordar de repente al profesor Enter K, tan lejano en el pasado y tan latente en nuestro presente.
Rememoraba con nitidez sus palabras antes de que la expedición partiera de la Tierra,
"
Ten en cuenta que la dudas te asaltarán en algún momento inesperado; debes encontrar entonces las respuestas a preguntas nunca antes formuladas. Cuenta con que siempre tendrás un enorme pasado; tendrás que encontrar la fuerza y el valor necesario dentro de ese mismo pasado".
El profesor Enter K sacaba un pañuelo de su bolsillo y secaba discretamente sus mejillas lagrimadas y continuaba.
"Es muy posible que llegues a percibir que tu presente se haga muy difícil de soportar. Tus reflexiones te podrán llevar a la senda de un nuevo futuro que podrás crear o, desbordado por un pasado creciente, solapar ese futuro por un presente caduco".
Veo muy claramente en mi memoria la imagen del profesor; nariz aguileña, su corta barba de perilla harinada, la ausencia total de cabello, sus ojos verdes y solemnes, y su amable sonrisa siempre presente, fiel compañera desde su infancia como él decía. Ya no volví a verlo más pero sus palabras del día de la partida resurgen con fuerza en mis recuerdos, grabado a fuego y trayendo calor a este paisaje helado y mortecino que amenaza la cordura de Edmundo y la mía propia.
"Espero que sepas encontrar el carril adecuado dentro de la fortaleza de ti mismo. Tu decisión regará el futuro de todos, o lo inundará".


Recuerdo las últimas palabras del profesor antes de dejarle atrás y entrar en la nave. Esas mismas palabras que han seguido produciendo en mi interior un eco inagotable hasta este mismo día.
"Es tu futuro, es nuestro futuro".


  * Masmoc Utopía. 

domingo, 4 de diciembre de 2011

DIARIO DE DEMIAN PILGRIM 5


- Tú debes ser Edmundo Sinclair.
     - Así es, ¿cómo sabes mi nombre?
     - Utobab nos regala sabiduría y la Laguna del Ensueño nos aporta claridad.
Nos observábamos manteniendo un lapsus silencioso en nuestra recién iniciada conversación. El frescor del agua cercana y la suave brisa que nos acariciaba parecía actuar como un bálsamo relajante en él; al instante se recostó de espaldas sobre la hierba, los brazos extendidos lateralmente y la vista sin apartarla de mí.


     - Creo que identificas el lugar donde nos encontramos – le dije.
     - Nos encontramos en la Laguna del Ensueño. Este lugar me resulta familiar pero no recuerdo con certeza haber estado aquí antes. Yo estaba encerrado en una celda a la que llegué sin saber porqué.
     - También yo estaba en la misma fortaleza, en otra celda cercana. Pero ya hemos abandonado ese lugar cerrado, ya no podíamos continuar allí, sus cimientos comenzaban a derrumbarse. Hemos seguido el carril y ya estamos en Utobab.
Al oír mis últimas palabras, Edmundo se puso en pie, alzó los brazos hacia arriba, bajándolos lateralmente al unísono y haciendo un círculo en el aire hasta llegar a posar sus manos en el centro de su pecho. Todo ello sin dejar de mirarme por un segundo.
Yo repetí esos mismos movimientos a modo de saludo y recité,

     - Liso es el sendero
       por el mar del futuro.
       Llano es mi cielo,
       por mi viento, el tuyo.

     - Reconozco esas palabras, las he oído antes, aunque he intentado olvidarme de ellas, las siento muy dentro de mí. ¿Qué significan?- preguntó Edmundo con acusada desorientación en sus ojos.
     - Espero que llegues a saber su significado, puesto que es algo que antes comprendías.

Los diamantes de la noche ya brillaban sobre nuestras cabezas y la superficie de La Laguna del Ensueño se asemejaba a una riada de luciérnagas que volara hacia nosotros. Pero lo que se acercó a nuestro lado fue un enorme animal, un toro-buey que apareció, no sabemos de dónde, que llegó sin hacer el más mínimo ruido.
Continuamos los dos de pie, en silencio y observándolo; el gran animal dio dos vueltas alrededor nuestra y se colocó justo en medio de ambos, de ese modo no podía ver a Edmundo Sinclair ni él tampoco a mí. El inmenso animal no dejaba de mirar al manto de estrellas sobre el agua, pareciera que no le importáramos. Seguíamos petrificados y hasta podía oír mi respiración.
Fue entonces cuando el astado animal levantó su enorme cabeza hacia los cielos y emitió un sonido ensordecedor, pleno de furia bestial, y al ir acabando su particular diálogo con las estrellas terminó con un suave susurro, volviendo su mirada a Edmundo y a mí indistintamente, deteniéndose unos segundos con sus pupilas clavadas como flechas en la diana de nuestra mirada. Sus ojos me transmitían pesar. Al volver a girar la cabeza después de mirar a mi compañero sus ojos emitían plenitud y regocijo.
Un pájaro negro se posó en el lomo del gran animal y segundos después el toro-buey se echó a dormir sobre la hierba.
Pude ver a Edmundo echarse al suelo diciéndome
     - Demian, no hay mejor lugar que la Laguna del Ensueño para soñar.

Me quedé dormido recostado junto al animal y mirando las guirnaldas de estrellas cómo nos observaban.



  * Masmoc Utopía 

martes, 29 de noviembre de 2011

Diario apócrifo de E.Sinclair 5


Despierto sudoroso del leve sueño en el que me encuentro inmerso, y sé que llegó el momento. Giro la cabeza hacia la puerta de mi celda y descubro una pequeña rendija por la que se escapa la luz de una luna que entra por la ventana de mi prisión. Corro hacia la puerta como si me fuera la vida en ello, la empujo y mi sorpresa se acrecienta cuando descubro que está abierta. Todo este tiempo aquí, y la puerta estaba abierta, abierta esperando que yo la empujara y saliera de mi cautiverio.
Salgo y tan solo la luz de la noche que entra por la ventana me deja entrever unas escaleras que se enroscan hacia el Averno.

     -¿HAY ALGUIEN?…
Nada, solo mi eco me responde.

No puedo esperar más y bajo esas escaleras lo mas rápidamente que la oscuridad me lo permite.
Este abismo me engulle y parezco estar bajando a los infiernos de Dante; sólo cuando ya no me veo ni en mi interior, aparece esa luz, luz de una puerta salvadora que me llevará hasta la libertad.
¿Qué fin tendrá este camino que serpentea entre las encinas? Sin duda será un sitio mejor que éste.
Llevo al menos una hora caminando y tan solo la luna me acompaña, a ambos lados del sendero, oscuridad.
Un reflejo de luz en el horizonte, ¿Qué puede ser?, corro para salir de este sendero que me aprisiona. ¡Una laguna!
¿Este lugar? Lo recuerdo vagamente, sí, sin duda este lugar, retumba dentro de mi su nombre, pero… ¿de qué?
Es…¡La Laguna del Ensueño!¡Estoy…en Utobab!, pero… si es imposible.
Tengo que refrescarme, estoy dormido y debo despertar. Fría como la noche el agua acaricia mi rostro, sigo viéndola, sigo estando aquí, no es un sueño.
Las ultimas ondas en el agua me devuelven una imagen de…

     -¿Quién eres tú, que parezco conocerte?
     -Por fin has llegado, ¿no me recuerdas? , te esperaba hace tiempo, soy Demian Pilgrim…



Tartessus Baobab

martes, 22 de noviembre de 2011

Diario apócrifo de E.Sinclair 4


Aquí me hallo, solo; exijo a este cautiverio que me dé lo que mi pereza no me deja buscar.
No me sacia la inmovilidad, pero tampoco intento actuar.
Todo me da hastío, ¿Qué me pasa? Nunca fui así, me cansa este silencio que me obliga a pensar.
Corrí tanto por mi camino que me deje atrás a mi mismo.
¡Voy a salir y voy a actuar!

     -¿QUIEN ESTÁ AL OTRO LADO?....
Espero una respuesta, no llega, sé que está ahí esperando algo que yo no sé comprender.
     -EXIJO QUE ME HABLES….
Nada, no contesta.
Quizás soy yo el que no escucha.


Hace ya tanto tiempo que dejé de escuchar aquella voz que me incitaba, que reverberaba en mis oídos incesantemente:
Por el carril, sigue por el carril…


Tartessus Baobab

martes, 1 de noviembre de 2011

DIARIO DE DEMIAN PILGRIM 4


Ha comenzado a caer una lluvia débil y monótona. Los álamos que acompañan el sendero, al mismo tiempo que me adentro en el bosque, se mecen a mi paso aunque no percibo ni una brizna de viento. El camino es ascendente y sinuoso. El ocaso de la tarde va cubriendo de oscuridad los árboles y las montañas lejanas. Lentamente, paso a paso, avanzo por una vereda cubierta de hojas muertas. Las gotas de agua parece que penetraran en mi cerebro, siento dentro de mí una humedad ennegrecida, persistente, latente.
A unos treinta metros de mí veo avanzar a un grupo de perros salvajes por el camino; parece que hubieran surgido de la nada. Son de un color negro y hasta mí llega su olor animal de naturaleza salvaje, su fuerte aroma de montañas y senderos, su perfume de granjas asaltadas y corderos descuartizados, su esencia de lluvia, bosque y aversión por los humanos. Avanzan muy lentamente, agrupados, moviendo sus cabezas a ambos lados, coordinando una coreografía que clama a la muerte. Sus ojos, oscuros y siniestros, se clavan en los míos.
Los árboles que lindan el sendero han dejado de oscilar; me acompaña un silencio que puedo oír. Siempre presente el monótono llanto del cielo bañando mi alma en una pena negra y mortecina.
Un extraño pájaro, negro como la noche cerrada, desciende desde un árbol en veloz aleteo directo hacia mí. El silencio me invade cuando el pájaro negro, antes de impactar conmigo, iza el vuelo bruscamente hacia las nubes ennegrecidas. Los “perros de la lluvia” detienen su desfile procesional a escasos metros de mí y miran acompasados al extraño pájaro negro en su vuelo ascendente.

     - Adiós, adiós pájaro negro.- Grito mientras se pierde de vista.

Los “perros de la lluvia” me miran y al unísono se sostienen sobre sus patas traseras aullando y avanzando hacia mí, amenazantes. En sus ojos oscuros veo el odio hacia el hombre. En su olor percibo como la muerte viene a buscarme.
La humedad del ambiente entorpece mi voz, ralentiza mis palabras aunque mi pensamiento continúa siendo ágil, levanto una mano en dirección a la manada salvaje, con determinación, a modo de saludo y al fin logro articular palabras.

      - Sin problemas.- Les grito enérgicamente.
Los animales vuelven a su posición cuadrúpeda. Se detienen ante mi voz.
     - Sin problemas.- Vuelvo a dirigirme a ellos.


Los “perros de la lluvia” se echan a un lado del camino, escoltando mi avance postrados sobre el fango y las hojas muertas. Agachan sus cabezas a mi paso y me siguen dócilmente en la ascensión por la sinuosa vereda.
Desde alguna parte escucho una voz que me alerta. – Por el carril, continúa por el carril.
Sigo ascendiendo acompañado por la oscuridad, los perros y la lluvia persistente.
De nuevo oigo la voz desde otra dirección diferente a la vez anterior. – Por el carril, sigue por el carril. No te detengas, sigue por el carril.

Abro los ojos. Estoy completamente bañado en sudor.
Continúo oyendo la voz ahora fuera de mi celda – Por el carril, sigue por el carril…….


  * Masmoc Utopía 

martes, 25 de octubre de 2011

LO QUE TE HACE GRANDE

Lo que te hace grande es
el impulso en la creación
que refulge desde tu alma.

Lo que te hace único será
la lágrima prendida
en el alba asesina.

Lo que te hace ser fue
a veces difícil de ver
en diario acontecer.

Lo que te hace grande
fue, es y siempre será
tu profundo único ser.


* Masmoc Utopía

domingo, 21 de agosto de 2011

Solo la mañana

Solo la mañana,
cubriendo de silencio
tu luz, tu imagen.

Se recrea un velo sobre ti,
estruendo de pisadas invasivas.

¿Cómo entrar en ti sin lastimarte?

Ensueño de nebulosas en el horizonte,
la cadencia de un sonido acompasado.

Solo la mañana,
desaparece el silencio
ni tu luz, ni tu imagen.

El Caminante de la Axarquía

viernes, 29 de julio de 2011

Rendición Eterna

Sólo la guadaña de tu condena
arranca de mí toda mi esencia.
Sólo el aliento de tu negación
inunda mi alma en tu presencia.

Aire gris, rendición eterna,
cubres de temor tus ojos,
apagas el calor en tu voz
y no oyes crujir la tierra.


* Masmoc Utopía

viernes, 8 de julio de 2011

Diario apócrifo de E.Sinclair 3


¿Qué melodía llega a mis oídos? Me retrotrae a momentos pasados, tan lejanos en el tiempo como en mi memoria.
Nunca creí volver a escuchar esa música que me acunaba cuando aún mi camino no había tomado un rumbo; y seguía esclavo de la necesidad de otros seres que se autoproclamaban mis tutores.
Creían que me gustaba, pero en realidad era a ellos a los que apasionaba aquella música, yo tan solo la soportaba, nunca me preguntaron.

Parece que suena distinta tras tantos años de silencio musical en mi vida, tan distinta que podría asegurar que distingo cada nota y puedo separar instrumento por instrumento en mi cerebro y volverlos a unir, como si de un consagrado director de orquesta se tratara.

No me dejaban decidir, todo lo que yo quería estaba mal, era incorrecto, no sabía lo que decía… TODO; ni una sola de mis decisiones de infancia y adolescencia podían ser tomadas sin la censura de unos padres excesivamente protectores.
Así fue como me rebelé; nada más tener capacidad legal, desaparecí, nadie de mi anterior vida supo más de mí.
¿Feliz, que si he sido feliz? Libre eso es lo que he sido, libre. ¡No feliz!
A veces uno no es quien quiere ser, pero al menos lo intenta.

Y ahora este sitio, vuelvo a ser esclavo, vuelvo a ser controlado, y lo peor de todo, empiezo a dudar del camino que tomé, de mi forma de actuar ante el mundo, dudo incluso si en realidad aquella música que vuelve a mis oídos y llegue incluso odiar, en realidad me gustaba tanto o mas que a mis padres.

¿Qué pasa? ¿Cambia de sonido? No, no es música lo que escucho, tan solo es el silbar del viento por las rendijas…


Tartessus Baobab 

domingo, 26 de junio de 2011

DIARIO DE DEMIAN PILGRIM 3


Definitivamente me encuentro bien en mi celda. Sigo sin comunicarme con nadie, aunque a veces el viento me trae sonidos que a mí me parecen lamentos de alguien. Las pocas veces que he creído oírlos, de forma casi mecánica, he comenzado a cantar a pleno pulmón. Invento las estrofas dentro de la melodía, repito 

estribillos, doy palmadas y en mi cerebro escucho los instrumentos que acompañan a mi voz. Suena fuerte dentro de mi alma y al cabo de unos minutos acabo la canción, extasiado y sudoroso, despertando de cuasi un trance emocional. Soy un pájaro ahora, he vuelto a mi jaula donde me mantienen confortablemente. No sé si alguien podrá escuchar mi voz; es más, da igual si alguien la escucha o no. Lo cierto es que mi espíritu despierta, reacciona y me impulsa hacia arriba al intuir escuchar lamentos de alguien en el viento.
Soy un camaleón en la sombra de la noche............  
*Masmoc Utopía

jueves, 5 de mayo de 2011

HAZAÑAS BÉLICAS


El teniente me hace señales para que retroceda unos metros y me una a él. La situación de nuestra misión está empeorando por momentos. Me arrastro por el suelo evitando los disparos de las dos grandes  ametralladoras, fijadas a tierra, que ya han acabado con las vidas de dos de los nuestros. Acompañado por mi buena suerte, al fin llego a la trinchera donde me espera el teniente York.
-         Sargento, no conseguimos avanzar. –El teniente me grita para salvar el ruido de las continuas descargas de balas. –Tenemos que tomar esa colina antes del anochecer, si no es así todo nuestro pelotón se irá a criar malvas.
-         Teniente, ya sólo quedamos nosotros dos.

El sol está ya muy alto, el calor sigue creciendo, la garganta reseca por falta de agua. El teniente se quita el casco y se seca el sudor de la frente con un pañuelo, mirándome como si estuviera esperando que saliera un milagro de mi boca.
-         Teniente, creo que debemos hacer un ataque a la desesperada, es nuestra única opción de cumplir la misión y, con algo de suerte, podremos salir vivos de esta.
-         Sargento, avanzaremos directos por el camino más corto hacia el enemigo.
-         Yo iré primero, mi teniente. Cúbrame.

Salto de la trinchera e inicio una carrera zigzagueando a izquierda y derecha, a la vez voy lanzando granadas de mano que me allanan el camino.
El enemigo se ve sorprendido ante esta acción suicida y cuando las dos ametralladoras intentan volver a escupir su fuego de muerte, el teniente las mantiene a raya con su continua descarga de disparos.
Por fin, llego a cobijarme tras un gran árbol, fuera de la línea de tiro de los nazis. Siento un dolor en mi hombro izquierdo y compruebo que una bala me ha alcanzado, aunque no es demasiado profunda la herida y puedo seguir en pie.  Me subo al gran árbol con rapidez y, desde mi privilegiada posición, observo que la ametralladora  más cercana guarda silencio para siempre; una de las granadas de mano que lancé acabó con su rugido de muerte y con sus conductores. Le hago señales al teniente de lo que he visto desde la copa del árbol; mi situación no ha sido detectada por los dos soldados, que continúan haciendo vomitar al otro monstruo de hierro y acero en dirección a la trinchera donde se encuentra mi compañero.
El teniente York deja de disparar y nuestros enemigos cesan su ataque. El calor es asfixiante y brota por todas partes. Este silencio suena como música celestial dentro de mi cabeza, y su melodía impulsa a mi voluntad a emprender una andanada de disparos febriles, desde las alturas del árbol, que sorprenden a los nazis.
De inmediato, el teniente lanza su casco por los aires y salta de la trinchera, sabiendo aprovechar mi ataque sorpresa, y llevando dos granadas de mano logra avanzar lo suficiente para lanzarlas, les quita el seguro con la boca y estas vuelan hacia los soldados enemigos….



-         ¡Niñooo! Baja del árbol que la comida ya está en la mesa. ¿Cómo podéis estar en el patio con este calor? – Mi madre nos mira inquisitorialmente esperando nuestra reacción.
-         Monti, se acabó la batalla – le digo a mi amigo, al tiempo que de un salto bajo desde el árbol níspero, dejo mi metralleta de plástico dentro de la pileta del centro del patio de mi casa, donde antes estuvo el teniente usándola como trinchera.
-         Me voy corriendo a mi casa que mi madre debe estar esperándome. –Me dice mi amigo Monti rápidamente, cuando ya andamos en dirección a la cancela del corredor de mi casa que da a la calle Virgilio Mattoni, nuestra calle. –¿Nos  vemos después y vamos a coger zapateros?
-         Vale, hasta luego. –Le digo mientras tiro del mecanismo que permite abrir la cancela a distancia y mi amigo inicia la carrera desafiando al sol del verano.

Cerramos un capítulo inacabado en nuestra aventura imaginaria de Hazañas Bélicas, a nuestra manera.
En nuestra mente se dibuja  “continuará…”

Tenemos el tiempo y el espacio; y sabemos cómo amoldarlos a nuestro antojo.
Jugamos.
Todavía sigo jugando……….




     *Masmoc Utopía

viernes, 22 de abril de 2011

Diario apócrifo de E. Sinclair 2


Pasa lentamente el tiempo recluido en esta celda, ¿Cuánto ha pasado? no sabría contabilizarlo, hasta hoy nunca había pensado que el tiempo se pudiese medir.
Tanto tiempo paseando por este mundo y jamás se me hizo tan pesada mi vida como en estos días.
Tener que darle un sentido a esto no entra en mi filosofía. No se la busqué nunca a mi paso por el mundo y sin embargo mi mente busca un sentido a esta reclusión. Necesito respuestas, por primera vez necesito y exijo respuestas a mi cabeza.
Naturaleza y cultura, en esto se divide el ser humano; siempre eludí la cultura y me dedique en cuerpo y alma a la naturaleza. Los instintos sin ataduras, libres de toda cultura, rodeado de seres esclavos de ella, ese era yo.
Ahora todo es diferente, algo o alguien me tiene recluido, me alimenta, me cobija, le debo seguir vivo, pero tengo que pagar lo mas preciado que tengo; mi libertad.
¿Quien es? ¿Qué es? ¿Cómo se llama? ¿Existe de verdad? ¿O todo es fruto de mi imaginación buscando sentido a mi reclusión?
Sé que necesito de él para seguir, pero dudo que me ayude a volver a ser como fui, nada volverá a ser como antes, sin duda este es un camino sin retorno…

El viento me habla, pero no consigo entenderlo, parece traer sonidos de otras celdas,
¿Hay alguien ahí?......


Tartessus Baobab 


jueves, 21 de abril de 2011

Diario apócrifo de E. Sinclair 1


Qué lugar es éste que me obliga a pensar. Dudo que exista, dudo que me libere, ¡dudo que esté despierto!, ¡dudo de mí!
Solo quiero vivir, vivir sin pensar, sin sentir, sin valorar, sin tener conciencia de nada, porque nada es lo que yo necesito para evadirme de este mundo y disfrutar de todo.
Pero no puede ser, ¡vuelvo a pensar y eso me frustra!
Ya hace demasiado tiempo que decidí ser banal, me incorpore a los seres que pasan por este mundo sin dejar nada, tan solo se aprovechan de lo que otros han creado, ¡ese seria yo! Y lo llevaba a cabo con total éxito, hasta ahora, ahora me encuentro en este lugar que me obliga a pensar.
Aquí el vacío que llenaba mi vida se confunde dando paso a momentos de conciencia y perturbación.
No quiero ser consciente de nada, si mi actitud ofende, pues que se ofendan; si mi actitud perjudica, pues que se perjudiquen…
Nada puede manejar mi vida, mi vida es mía y no de mi conciencia.
Pero ¿dónde me encuentro? , ¿qué nueva bifurcación ha aparecido en mi camino para que llegara hasta aquí?. Alguien me forzó a emprender este nuevo camino, tengo que averiguar quien fue, realmente no me interesa tampoco eso, tan solo quiero salir de él y volver al mío, al camino que otros llaman de perdición y yo denomino de realidad. Realidad es todo camino que me haga disfrutar cada instante en este absurdo mundo sin pensar en nada más…


Tartessus Baobab


viernes, 15 de abril de 2011

DIARIO DE DEMIAN PILGRIM 2


Yo le hablo al viento y desde lo alto de la torre me responde. En este tiempo no me comunico con nadie. Nadie viene a visitarme ni yo voy a visitar a nadie. Realmente no sé si hay alguien más en esta fortaleza.
Cuando llegué lo hice por propia voluntad, sabía a lo que renunciaba de mi anterior vida, conocía la pérdida y pensaba encontrar caminos. Abandoné Aja y dejé atrás el hábito de recurrir constantemente a la apariencia rutinaria de un sentido literalmente ocupado en el día a día, de no percibir lo fútil y trivial de una vida. No alejaba al vacío, no lo calmaba, pero conseguía que lo olvidase durante largos periodos.
Aunque negar la esencia es negar el silencio profundo para luego sustituirlo por el vacío, solamente para escapar del desasosiego repleto de vértigo.
El vacío. El vacío me seguía a todos lados, iba notando cómo se adhería a mi piel llegando a convivir conmigo.
Fue entonces cuando escuché de nuevo el estribillo de la canción de Jarrx “..quiero sumergirme en momentos que valen por mi vida..” Y descubrí que el vacío era un amante que se había apoderado de mi voluntad y estaba presto a destrozar mi alma.
Ahora, después de estos dos meses recluido en mi celda ha llegado el momento de saber si hay alguien más en esta fortaleza.
¿Hay alguien ahí?............


* Masmoc Utopía 

lunes, 24 de enero de 2011

DIARIO DE DEMIAN PILGRIM 1


Llevo diez días aquí. Durante este tiempo de completa soledad en mi celda he llegado a entender porqué estoy aquí, porqué no me he marchado de vuelta a mi antiguo lugar. Sé que podré descifrar el jeroglífico, he logrado atisbar una pequeñísima llama de luz en lo más profundo del silencio y el frío. Estoy ardiendo y siento frío. He penetrado en el corazón del silencio, donde fluye la quietud; y desde allí he desplegado mis alas para volar hacia adentro, y también he revisado todo lo de afuera. He encontrado páginas que olvidé que un día leí y también libros desgastados y maltratados. Estoy aquí para existir. Existo para vivir. Vivo para sentir. Siento que no soy yo, que aún no soy yo…


  * Masmoc Utopía