martes, 1 de noviembre de 2011

DIARIO DE DEMIAN PILGRIM 4


Ha comenzado a caer una lluvia débil y monótona. Los álamos que acompañan el sendero, al mismo tiempo que me adentro en el bosque, se mecen a mi paso aunque no percibo ni una brizna de viento. El camino es ascendente y sinuoso. El ocaso de la tarde va cubriendo de oscuridad los árboles y las montañas lejanas. Lentamente, paso a paso, avanzo por una vereda cubierta de hojas muertas. Las gotas de agua parece que penetraran en mi cerebro, siento dentro de mí una humedad ennegrecida, persistente, latente.
A unos treinta metros de mí veo avanzar a un grupo de perros salvajes por el camino; parece que hubieran surgido de la nada. Son de un color negro y hasta mí llega su olor animal de naturaleza salvaje, su fuerte aroma de montañas y senderos, su perfume de granjas asaltadas y corderos descuartizados, su esencia de lluvia, bosque y aversión por los humanos. Avanzan muy lentamente, agrupados, moviendo sus cabezas a ambos lados, coordinando una coreografía que clama a la muerte. Sus ojos, oscuros y siniestros, se clavan en los míos.
Los árboles que lindan el sendero han dejado de oscilar; me acompaña un silencio que puedo oír. Siempre presente el monótono llanto del cielo bañando mi alma en una pena negra y mortecina.
Un extraño pájaro, negro como la noche cerrada, desciende desde un árbol en veloz aleteo directo hacia mí. El silencio me invade cuando el pájaro negro, antes de impactar conmigo, iza el vuelo bruscamente hacia las nubes ennegrecidas. Los “perros de la lluvia” detienen su desfile procesional a escasos metros de mí y miran acompasados al extraño pájaro negro en su vuelo ascendente.

     - Adiós, adiós pájaro negro.- Grito mientras se pierde de vista.

Los “perros de la lluvia” me miran y al unísono se sostienen sobre sus patas traseras aullando y avanzando hacia mí, amenazantes. En sus ojos oscuros veo el odio hacia el hombre. En su olor percibo como la muerte viene a buscarme.
La humedad del ambiente entorpece mi voz, ralentiza mis palabras aunque mi pensamiento continúa siendo ágil, levanto una mano en dirección a la manada salvaje, con determinación, a modo de saludo y al fin logro articular palabras.

      - Sin problemas.- Les grito enérgicamente.
Los animales vuelven a su posición cuadrúpeda. Se detienen ante mi voz.
     - Sin problemas.- Vuelvo a dirigirme a ellos.


Los “perros de la lluvia” se echan a un lado del camino, escoltando mi avance postrados sobre el fango y las hojas muertas. Agachan sus cabezas a mi paso y me siguen dócilmente en la ascensión por la sinuosa vereda.
Desde alguna parte escucho una voz que me alerta. – Por el carril, continúa por el carril.
Sigo ascendiendo acompañado por la oscuridad, los perros y la lluvia persistente.
De nuevo oigo la voz desde otra dirección diferente a la vez anterior. – Por el carril, sigue por el carril. No te detengas, sigue por el carril.

Abro los ojos. Estoy completamente bañado en sudor.
Continúo oyendo la voz ahora fuera de mi celda – Por el carril, sigue por el carril…….


  * Masmoc Utopía 

3 comentarios:

  1. -Claves musicales :

    . Tom Waits
    . Miles Davis


    * Masmoc Utopía

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  2. Los miedos del espiritu se reflejan en los sueños.
    Las señales de nuestro yo interno deben guiar nuestro futuo.

    Simplemente impresionante.

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  3. Cuando nos enfrentamos a nuestros miedos desaparecen. A veces queremos desviarnos del carril por no afrontarlos.

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