miércoles, 4 de enero de 2012

Diario apócrifo de E.Sinclair 6


Hiela la mañana en mí desperezar junto a la Laguna, y me rescata de sueños y recuerdos del pasado, sueños y recuerdos que tenía olvidado en lugares remotos de mi propio mundo.
El agua fresca me ayuda a sentir mi nuevo yo que despierta, y contemplo cómo la magia del día va ganando terreno a las sombras que se alejan por los claroscuros de la dehesa.
La Laguna disfruta de un silencio que solo es invadido por un respirar acompasado y cadencioso del Toro-Buey que nos acompaña en este reencuentro.

Sobre la Laguna mi compañero se refleja observándome:
     - ¿Quién eres? que en mis sueños me acompañas. – Solicito sus explicaciones.
     - ¿Aún no lo recuerdas?
     - ¿Fuiste tú el culpable de mi reclusión?
     - Aún no lo has comprendido.
     - Sólo comprendo que yo solía dormir como el gran animal que duerme junto a nosotros. Libre de todo, incluso de mi propio pensamiento; pero ahora no, ahora todo lo cuestiono, todo hasta a mí mismo…… y eso me devora.
     - Te quedas en lo que ves y obvias lo interior. Nada te asegura que ese ser tan fiero que junto a nosotros duerme, con esa serenidad que desprende, no lleve en su interior un enclaustramiento aún mas profundo que el tuyo; y todo él hubiera necesitado unirse a nosotros para encontrar su propio lugar en Utobab.
Existe un libre albedrío que nos hace a cada uno tener nuestra propia libertad de decidir. Decidir el camino a tomar, decidir obedecer a alguien, decidir adorar a alguien, decidir…, pero esa decisión te lleva a la soledad, la soledad de nuestro propio yo, que es en la mayoría de ocasiones más duro que la obediencia, más duro que la sumisión, más duro que la fe ciega en algo que nos aseguren que nos ayudará a vivir sin complicación y sin tener que ser dueños y responsables de nuestros actos.
En definitiva, tenemos miedo.
     -¿Miedo, miedo a qué?
     -Miedo a nuestra propia Libertad.
     -Quizás tengas razón, quizás sea eso.
     -Pero tenemos que decidir; nuestra decisión afecta a todo, todo se afecta de la decisión que tomemos. Podríamos haber sido uno de ellos, uno de nuestros compañeros en el viaje.
     -Son los de mis sueños en blanco y negro y mis difusos recuerdos ¿verdad?
     -Los mismos que sufrieron el implacable paso del tiempo y la levedad de unos cuerpos con fecha de caducidad. Tú eres diferente.
     -Y tú ¿Quién eres tu?
    -¿Pero sigues tan ciego aún? Sólo tienes que buscar en tu interior.
     -Tanto tiempo me llevé sin pensar que no logro asimilarlo todo.
     - Demian Pilgrim y Edmundo Sinclair, dos seres que se buscan así mismo, y sólo se encuentran en un sitio como La Laguna del Ensueño. Un solo ser cargado de futuro…

Me siento desvanecer viendo a mi compañero perder el conocimiento. Todo es borroso y una niebla plomiza nos envuelve mientras cerramos los ojos y caemos en la hierba.

Despierto con una vitalidad renovada que hacía tiempo no percibía.
Junto a la Laguna una fría brisa matutina hace ondular sus aguas en la superficie, difuminando la huidiza imagen de Demian y haciendo imposible apreciar su rostro.
El enorme Toro-Buey alza su cabeza posando su mirada en mí, fijamente, con una nobleza antes no apreciada. Inclino levemente la cabeza mirándolo, a modo de saludo, el animal repite el movimiento; a continuación desvía la mirada hacia la imagen reflejada en La Laguna del Ensueño, avanzo dos pasos hacia el agua, ya metido en la orilla distingo claramente el rostro, es la figura del ser que renace en mi interior; “El que perdura”.

Soy Adaner. Ahora sé que he superado el gran conflicto que mi creador presagió. Ahora sé que Edmundo y Demian también soy yo. El profesor Enter K ya me avisó de ello, ni siquiera una máquina tan perfecta puede esquivar tensiones "humanas" aquí en Utobab.
La asimilación de mi papel se ha revelado con nitidez después de recorrer mi viaje interior y renacer para el futuro.

Yo, Adaner, renazco como "El que perdura" para salvaguardar el conocimiento humano de tantos siglos y  transmitirlo a las nuevas generaciones, enseñarles "El Legado de las Estrellas". Debo guiar el futuro mostrándome e interviniendo lo menos posible en la vida diaria de Tull. Los pasos están dados y hay que seguir preparados para la llegada algún día de los extranjeros. Los Hermanos del Sol ayudarán a que sea posible.

"El que perdura" renace a la espera de lo que está por venir.
El camino está por delante…


                                                            FIN


  Masmoc Utopía y Tartessus Baobab