lunes, 21 de septiembre de 2015

MUNDO CAUSAL XIII ¨La invasión de los fobios¨


Ando por la calle con la conciencia de que el día  ha empezado mal. Todo lo que me rodea me molesta. Me doy cuenta. Aquí no hay  arte ni contemplación y tampoco relajación.
Paso por delante de las innumerables vitrinas comerciales mirándolas de reojo. ¿Nos habremos dado  cuenta de que todo este tinglado no tiene más sentido? Camino haciendo zigzag entre los frenéticos coches con sus frenéticos conductores. Detesto la potencia de sus máquinas y la poquedad de sus mentes. 
Me cruzo con miradas de gente perdida, ajetreada, agobiada, agresiva y resignada que arrastran sus propios cuerpo de vacías almas.
Me pregunto si todo ésto tiene un sentido ¿Estaremos  en este mundo para algo ? Para una misión, una tarea, un papel; o simplemente para gozar, ociar, amar ¿La mayoría de nosotros vagaremos  hasta el final sin encontrarle un sentido a la vida?
Entro en mi portal con las reflexiones orientándome en la cabeza. Cojo  del buzón papeles, burocracia y publicidad. Quiero tragármelos todos para expulsarlos definitivamente de una manera u otra.
Me cansa todo ésto.  Quiero dormir, desconectar mi cerebro cual una computadora. Dormir y relajarme.

Creo que me he quedado dormida ¿o tal vez no?. No puedo darme la vuelta en la cama, tampoco ponerme de lado en mi  posición preferida. Ni mis manos ni mis pies ni mi cabeza se pueden mover en una especie de bloqueo extemporáneo. Sólo mis ojos pueden ojear la habitación que de improviso se adensa de oscuridad.
Una especie de materia densa y nebulosa  se va difundiendo más y más ante mí, que yazco aún en mi cama sin que pueda hacer nada para evitarlo.
La materia negra y transparente  va adquiriendo formas fluctuantes que van separándose unas de otras diseñando tenebrosas siluetas en el aire que se mueven enloquecidas en todas direcciones de mi habitación. Van saliendo volanderas de la pared de la cabecera para concentrarse flotantes en el techo. Parecen estar hechas de humo negro, formas gaseosas medio humanas medio inhumanas que terminan con una cola difuminada. Seguramente seres no humanos.

Observo el fenómeno al principio sorprendida como presenciando un acto fuera de lo común pero  seguidamente aterrada. Sobre todo cuando un grupo de esos seres inorgánicos se acercan hacia mí peligrosamente. Contemplo  cómo se van introduciendo por las lámparas de luz sobre la mesita de noche y salen cual destellos cargados de electricidad para penetrar seguidamente por mis orejas y volver a salir deslizándose por mi boca. En un momento soy toda una centella eléctrica fusionada con los seres inorgánicos y con las lamparitas de luz, en una especie de potente energía fulgurante que nos une en cualquier modo.
 Paralizada por la superioridad y la velocidad del fenómeno, no contrasto ni lucho contra tal posesión, sino  yazgo supina inerte e impotente en mi cama.

-      !Sal de ahí! –Me  grita de improviso una voz alarmada. ! –Tienes que salir de aquí ahora mismo. Levántate y sígueme. Escapa. Tenemos que irnos de aquí!
-      ¿Quién eres? No me fió tampoco de ti...No te conozco. –Respondo a la voz con un sistema de telequinesis que yo misma no sabía poseer.
-      Confía en mí. Estoy aquí para ayudarte. Date prisa...Son fobios ¿Lo entiendes? ¡Fobios! Si te quedas ahí te atraparán para siempre. No te queda otra alternativa que fiarte de mí. Son peligrosos, potentes y yo te conozco, eres frágil y no tienes la fuerza para combatirlos.

En un momento no corremos sino volamos unidas de la mano virtualmente, e izadas en el aire a gran velocidad. Los fobios nos persiguen enloquecidos, como si fuera cuestión de vida o muerte penetrar nuestros cuerpos y nutrirse de nuestra energía vital. Una especie de supervivencia. Necesitan de nuestros organismos para sobrevivir y activarse succionando energía vital. De lo contrario parecen morir o carecer de energía suficiente.
Recorremos la casa volando y buscando una vía de fuga sin encontrarla. 

Cuando los seres están ya muy cerca de nosotras , de improviso veo una puerta abierta y oscura. Temo que nos chocaremos contra ella como contra un muro de oscuridad. Sin embargo la atravesamos y en milésimas de segundo nos transporta a otra dimensión, a otro paisaje. Hemos encontrado una la salida de salvación.
Los fobios se han quedado al otro lado de la puerta sin poder seguirnos.
 Estoy fuera de peligro. ¿Pero dónde estoy ahora? ¿Y quién es ella?

-      No me conoces. Bueno me has visto en tus sueños pero no te acuerdas de mí por lo que veo. No hace falta que hables. Ahora relájate. Tengo que desinfectarte. Puede que aún tengas algún fobio dentro de tu organismo y es mejor que no entren en esta zona aséptica. Sumérgete en el lago. Deprisa...No pierdas tiempo. Si tienes alguno dentro, al contacto con el agua purificadora de la laguna lo atraparás y aunque no salgan de ti aun los podremos tener bajo control y neutralizarlos. Confía en mí.
-      Vale pero ¿Qué lugar es éste? Explícame.
-      No tengo tiempo, Mara, ya hablaremos cuando salgas del agua. Te puedo decir sólo que no soy yo quien te ha buscado sino tú a mí.
-      ¿Eres una psicóloga?
-      Sí y no. Digamos que soy un híbrido entre psicóloga y chamana. Como tú prefieras. Conozco el mundo real, la mente humana y sus sentimientos así como conozco este mundo irreal donde entramos por las puertas de nuestros sueños. Mi nombre es Monchian. Ahora salta. Te esperaré aquí sentada hasta que salgas del agua.
                                



                    * INDACO