¿Así ocurre? Volver a
nuestra cárcel de realidad deja una sensación de vacío que acongoja. A pesar de
que este tipo, Banton, no me había parecido nada agradable, en poco tiempo me
había acostumbrado a él.
Somos animales
socializados, siempre buscamos estar en comunidad, lo mal que me va mi
experiencia en el mundo real y ahora que por fin estaba solo, encuentro a este
tipo y ya no concibo este mundo sin compañía, ahora sé que no estoy solo.
Tendré que encontrar a esa chica o a cualquier otro habitante de este sitio.
Me adentraré en las
entrañas de este bosque, buscaré el motivo de mi exilio onírico, me embriagaré
de naturaleza y bucearé por lo más recóndito de este lugar.
¿Qué es ese olor? Se
espesa el aire que respiro, se alargan las sombras y me empieza a abandonar la
euforia. ¡El respirar duele!
Cuelgan de las ramas
de los álamos esperando que se acerque su presa, ojos inquisidores, pelaje
espeso sobre un corpulento esqueleto.
Cuelgan como mandriles
boca abajo liberando unas manos asidas a un hacha de piedra. Esperan el momento
y…
saltan sobre Silvano
sin tiempo de reacción, son dos, fuertes, diestros en el arte de la violencia,
golpean sin opción de defensa. Cuando vencido por golpes certeros Silvano cae al
suelo, el mayor de los dos se le echa encima anulándolo por completo.
Alza su hacha hacia el
techo del bosque, la mira como ofreciendo sacrificio, mientras el más pequeño
de ellos aclama esperando el golpe de gracia. Ya los ojos de aquel ser miran a
su víctima, mientras babea sobre ella. Y comienza a descender el instrumento
violentamente.
Apenas veinte
centímetros separaban el rostro de Silvano de la herramienta de exterminio,
cuando una flecha atravesó la cabeza del ser que lo ejecutaba.
La reacción del otro
compañero fue de sorpresa, lo que dejo tiempo a Silvano a desprenderse del ser
sangriento que posaba sobre él.
Se pudo poner en
posición de defensa cuando el pequeño ser se abalanzaba ya sobre Silvano, y
justo cuando sus cuerpos chocaban, salió despedido cual choque con una pared
hubiese sido. Cayó Silvano sobres las raíces de un álamo cercano y al mirar a
su oponente, vio como un águila de plumaje dorado, asía al pequeño agresor y lo
lanzaba sobre unos troncos.
Miró entonces a un
lado y otro, descubriendo que un chico con arco en mano y carcaj a la espalda
se acercaba con ánimo de ayudarle a levantar su cuerpo malherido.
-
Hola soy Gabriel, ¿te encuentras bien?
-
Yo soy Silvano, y sobre mi estado sinceramente no lo sé.
-
Ja ja ja, bueno al menos mejor de cómo te querían dejar esos tipos.
-
¿Tipos? Pero si son seres horripilantes, ¿qué son?
Un movimiento de
hombros de Gabriel dejaba claro que no tenía ni idea, cuando a sus espaldas una
voz aclaraba la duda.
-
Son Fobios, seres nacidos de nuestros miedos. Sin duda que tu
estado ayudo a que aparecieran. Y gracias a este chico y a Bennu has podido
salir de esta, pero eran tan aberrantes que está claro que volverán otros, tus
miedos son demasiado fuertes aún. Perdonad no me he presentado, yo soy
Monchian, esta amiga que es algo tímida es Mara, Bennu ya lo conocéis, aunque
lo veis como un águila, es uno de los nuestros.
-
Gracias a todos, os debo la vida, ¿Pero los miedos tienen formas
humanas?
-
¿Humanas, crees realmente que son humanas? Este mundo las recrea
para nosotros.
*Tartessus Baobab
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