Otro largo día y todo sigue igual, tanto pensé en el resto de cosas que la menor de mis preocupaciones y la mayor de mis alegrías desaparecieron a la par. Es difícil explicar como por intentar hacer las cosas bien y entregarte a causas que en el fondo no son tuyas, pierdes batallas que te harían ser rey.
La
guerra diaria y la lucha interior se han cebado conmigo apartándote de
mi sin haber fallado, pero también sin haber estado cuando lo
necesitabas. Y encima todo esto, al menos, antes mis sueños me hacían desaparecer
y descansar en mis pequeños letargos nocturnos, pero ahora, esta sensación que
me deja aquel lugar cada día, me hace pensar solo en estar en ese mundo
casual, en el que se han convertido mis noches. Preguntas y más preguntas, y
actos que van cambiando pero que a la vez parecen muy reales, sé que tienen que
significar algo, lo sé, y espero, que poco a poco lo vaya
descubriendo…
Quizás
vuelvas, o quizás yo vaya a tu encuentro, mas de una vez lo he pensado,
entregar el corazón e ir a tu lado, pero me falta el valor…maldito accidente.
Pensando
en todo esto, o eso creo…me quedo dormido y aparezco junto al lago con la
mirada clavada en el cielo, persiguiendo una especie de ave que ha picado
sobre unos árboles que se encuentran a unos pocos metros de mi
situación en este paraje. A la vez, siento como algo clava su mirada en mi
espalda desde una arboleda que se acuna más allá del empedrado que rodea el
lago, cierto es, que no había fijado mi vista nunca en ella, como si no la
recordara. Solo a mis espaldas, recuerdo los sustos que el hombre extraño me da
cada vez que me saluda golpeando las piedras.
En
ese momento recuerdo mi ultimo encuentro con él, y ¿cual es mi sorpresa?...en
la mano sigue aquel trozo de tela rubí que dejo caer, hace un rato, o anoche, o
yo que sé, ya no sé qué pensar, el tiempo aquí carece de significado…
Casi
siento el aliento en mi nuca, demasiado cerca, y el escalofrío
me riza la piel, la sensación me obliga a caminar para salir de este
lugar o al menos no estar solo, y sin pensarlo un segundo, comienzo a caminar
acelerando el paso por momentos en busca de aquel rapaz que descendió
sobre el lago. Cada vez camino más rápido, afligido, con el pecho encogido,
pero sin el valor para volver la vista atrás y saber qué es aquello que me
encoje el corazón con tanta fuerza. En esos momentos, en los que
uno piensa en despertar sudando aliviado, por una extraña razón o
debido a que esta quimera no es normal, cada paso se hace más largo y
no llego a abrir los ojos, por mucho que lo intente.
Casi
cuando ya no me queda suspiro alguno y fuerzas en las piernas aparecen ante mi
un grupo de personas y seres algo extraños, y lo que quiera que fuese, deja de
perseguirme…recupero el aliento y una tranquilidad se apodera de mi ser.
Para
mi sorpresa, en el grupo se encuentra la mujer del lago y uno de los hombres
que divisé en lo alto de la colina, cuando me cruce con el viejo por ultima
vez, y veo que algunos tienen el mismo trozo de trapo o pañuelo rojo que me
dejó caer cuando desapareció.
Veo
que están bastante alterados y charlan entre ellos, me acerco y
escucho una palabra que explica en parte, la sensación que tenia cuando
venia hacia aquí.
FOBIOS…sabe
de lo que habla y creo que yo también, me voy a presentar y hacer algunas
preguntas, esto empieza a dar un giro y quiero saber el por qué…
Mientras
camino hacia ellos, y me observan…me embarga una sensación reconfortante y lo único que
se me viene a la cabeza es que no hay mayor miedo que el que sientes cuando ya
no sientes nada, creo que alivia mi pesar anterior, y el por qué de esta
quimera, que espero, empiece a entender pronto.
*El Escriba de Thot
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