lunes, 13 de noviembre de 2017

CARRETERA INFINITA II


Llevo todo el día caminando por esta carretera, arreciado por un sol que ya comienza a decirme adiós desde un horizonte neblinoso. Detengo mi paso lento sobre la rayas centrales y discontinuas del asfalto. La monótona ventisca sigue subyugando mi cuerpo, aunque esté bien protegido de pies a cabeza por mi traje de piel de oso pardo, que yo mismo confeccioné, las oleadas de arena persisten en su empuje y ya siento un latente vibrar dentro de mis arterias que comienza a golpear mi mente en un ritmo galopante, cansino e imparable. Mis ojos, tras las gafas aislantes, llevan un tiempo entrecerrándose y ya noto que mi cuerpo se balancea más de la cuenta, y no por la compañía del viento arenisco; mis fuerzas están flaqueando y tengo que parar mi avance por este asfalto infinito.
La luz del ocaso cae fulminante, volviéndose densa y oscura, o a mí me lo parece, aunque pienso que igual ha pasado más tiempo del que aprecio desde que el astro sol inició su despedida. Mis pensamientos circulan con lentitud, al compás de mis movimientos sobre la carretera. Tengo que encontrar un lugar donde pasar la noche fuera de peligros. Conecto la posición nocturna en mis lentes buscando algún desnivel entre rocas y dunas que pueda ser propicio. Entre dos solitarios pinos, no lejos de la carretera, observo unas rocas que pueden ser adecuadas para descansar. Al llegar al lugar, me felicito porque es perfecto para lo que buscaba, un hueco entre las rocas de unos cuatro metros de profundidad y altura suficiente para estar sentado y echar mi cuerpo a tierra, sin la espada del viento pinchándome por todos lados.

Como viene ocurriendo desde hace…, ya no sé cuántas noches, al ir abandonándome las fuerzas y comenzar a acercarme a la orilla del sueño, suena en mi mente el sonido del gong hipnagógico avisando del comienzo de la comunicación con El Sentir.
-         La noche nos envuelve –oigo nítidamente cómo suena la voz grave en mi cerebro.
-         La noche nos cobija –respondo de forma automática en silencio, mentalmente.
-         ¿Sigues sin recordar tu pasado más allá de unos pocos días atrás? –me pregunta El Sentir.
-         Así es. –respondo alzando mi mano izquierda y tocando la roca grisácea que me sirve de techo para mi descanso nocturno.
-         Hoy te has cruzado con alguien en tu avance por la carretera. ¿Era conocido?
-         Yo diría que no, aunque no me fío de mi memoria puesto que está ausente de recuerdos, como no sean de esta carretera y este caminar por esta tierra desolada e inhóspita. –Entrecruzo mis manos detrás de la nuca y continúo mi conversación mental con un ente del que sólo sé que se hace llamar El Sentir y que cada noche nos comunicamos sin que yo me lo proponga, es algo que surge natural y nítido.
-         Sabes que eres un ser especial puesto que tu esencia llegó a mí, capté tu energía vital y podemos conectar cada noche. Es tu privilegio. Mañana podrá ser un mar de descubrimientos bajo tu barcaza. Serena tu espíritu y recupera tus fuerzas. La noche nos aguarda.
-         La noche nos cobija.

La oscuridad total y el silencio denso me engulle como una tormenta a un insecto confiado, de repente, sin aviso, cortante y definitivo con su velo negro.



      *Masmoc Utopía

viernes, 28 de julio de 2017

CARRETERA INFINITA I


Unas dunas de arenas grisáceas observan el vaivén de álamos y abetos cómo se mecen por una tempestad ronca y oscura. El ambiente acalorado y sofocante enturbia mis sentidos y congela mis pensamientos, ralentiza mis torpes movimientos sobre el firme solitario, por donde intento avanzar andando. Una racha de viento arenisco golpea mi rostro haciéndome caer de rodillas al suelo, cubro mis ojos con ambas manos y agacho mi cabeza hasta mis muslos, intentando ocultar mi rostro. Un sol anubarrado y plomizo desfleca sus lánguidos rayos sobre un asfalto infinito, donde me encuentro arrodillado, centrado por unas rayas discontinuas, dándole un pigmento lumínico sobre un oscuro alquitrán que me parece recién echado, salpicado por las monocordes líneas perfectamente separadas, que logré ver al cabo de un rato cuando la fuerza del viento permitió que entreabriera algo los ojos.

La carretera. La carretera parece que me observa, que saborea mi inmovilidad, que me reta a intentar avanzar. Es como un animal en celo que desea rozarse conmigo, una fiera de los sentidos que me huele y me espera, ansiosa para estrecharme en un abrazo infinito. La carretera, cubierta por una aureola de luminosa oscuridad, con sus olas de arena que van y vienen a un lado y otro del arcén, me desafía a seguir.

Me pongo en pie con decisión, observo a mi derecha una elevación del terreno coronada por arbustos de un color extrañamente azulado y caoba. A mi izquierda veo un desierto interminable que roza con el horizonte, uniéndose con el decrepito cielo en una fusión grisácea como si se los tragara a los dos. El viento sigue jugando conmigo, haciéndome balancear hacia atrás al iniciar el primer paso después de haberme incorporado, lo que me provoca una leve sonrisa al recordar el ímpetu con que me alcé del suelo. Somos frágiles y estamos expuestos a los avatares externos, que no se me olvide, pienso mientras consigo enlazar el segundo y tercer paso sobre el asfalto.

Sobre la zona elevada de mi derecha, en mi fatigoso caminar, observo a un ser con aspecto humano, medio oculto tras un derruido árbol sacado de una película antigua del Oeste donde vayan a colgar a algún forajido. Agazapado a la sombra del tronco se guarece del sol. En mi lento caminar sigo observando intrigado la visión del sujeto, cubierto con harapos mugrientos y un sombrero de ala ancha indefinido en su color, lleva guantes de cuero en sus manos, a pesar del calor, y comienza a andar lentamente, encorvado, casi agachado en sus andares quejumbrosos. Balancea sus manos estirando y encogiendo sus brazos, como si estuviera atrapando mariposas, y llevando sus manos enguantadas hasta tapar sus orejas durante unos tres segundos. Sus movimientos, sincopados y enérgicos, contrastan con su aspecto frágil y lastrado. Vamos andando prácticamente en paralelo, yo por el centro de la carretera y el individuo siniestro sobre el montículo junto a la calzada, muy lentamente. Los granos de arena siguen horadando con fuerte violencia nuestro avance.

De repente detiene su paso tétrico, se gira y me mira de frente. Su intensa mirada de fiera herida de muerte se clava en mis ojos, doloridos por la ventisca, y observo su rostro surcado por la ira. Detiene su caminar y cruza los brazos sobre su pecho, sin dejar de mirarme intensamente, como si me reconociera, como si esperara alguna reacción de mí. Sus pupilas dilatadas se clavan en las mías mientras sigo caminando, girando mi cabeza manteniendo nuestras miradas en una cuerda imaginaria de funambulista donde siento la fragilidad de mi apego hacia él, hacia su odio latente, hacia su olor lleno de hastío. Retengo su mirada agarrado a una pértiga vital que me impulsa a seguir caminando lentamente, azotado por el viento arenisco que araña mis mejillas, alejándome del ser que emana secas y agrias oleadas de rencor y abandono.

Cuando mis ojos sólo pueden contemplar la turbia imagen ondulada por el viento del ser oscuro junto al decrépito árbol del ahorcado, él baja los brazos y se lleva las manos hasta sus oídos, tapándoselos y sentándose a la sombra del ramal torcido.

Sigo mi caminar por el centro de la carretera asfaltada, con el mismo ritmo, entrelazado con el viento, la arena y el calor sofocante. Levanto la vista hacia el rojizo cielo candente del atardecer y, no sé porqué, brota de mí una sonrisa que me trae el frescor de un caudaloso río a mi ser.



   *Masmoc Utopía


martes, 11 de julio de 2017

Encuentro...



Espero una conversión. Espero….

Montañas con vértigo,
jolgorios y pesares,
chispas con fuego
y lanzas de hielo.

Algo de mí se perdió, sin adiós,
entre máscaras y senderos enrevesados.
Algo de mí se va perdiendo, sin rencor,
junto a un temor inquieto evaporado.

Tiempos de  recelos
y turbias miradas,
caminos y veredas
por vías calladas.

Algo de nosotros, por fin, se alejó
desterrado y desvencijado.
Algo de nosotros nos encontró
como presos rescatados.

La libertad se esconde, se refugia,
entre renglones y corcheas
acariciado por tus plumas
nadando entre celestes mareas..

Que la luz engulla mis tormentas
Que la noche me secuestre
Que el Mar me encuentre
Que mi alma deje de estar sedienta.

Siento, y me alimento del resplandor
como un cometa entre estrellas
como un animal en jungla artificial
con fugaces luces sin estelas.

Que nos rapten las lunas y los soles
Que nos embriague el  presente
Que nos inunde tu vital simiente
Que nos acunen las emociones.

Hay un lugar para fundirnos
cada amanecer bajo la lluvia;
hay un espacio para sonreírnos
sin mesura, sin nieblas oscuras.

Encuentro tu aliento. Encuentro…



   * Masmoc Utopía



lunes, 12 de junio de 2017

El Manillar de lo Eterno.


Terciopelo encantado de blancas amapolas
que surgen cristalinas y puras por doquier.
Lágrima de mi estancia que me hace ver
los dedos finos acariciar la pianola

Los ojos encendidos recordando la ilusión,
el aroma gentil, hermoso,.......abrasador.

El romántico del sombrero claro y voz sedosa
hace un leve gesto con la mano y sonríe
antes de echar a volar con sus alas rosas.

Maravillas del futuro celestial
magníficos pasados que escalar.
Maravillas doradas del naufragar
viendo timones y vientos que propiciar.

Aventurar el fuego por celestes escaladas
imaginar consciente y perdido por tu alma.

El romántico del sombrero claro y voz sedosa
hace un leve gesto con la mano y sonríe
antes de echar a volar con sus alas rosas.

Magníficos pasados que escalar
viendo timones y vientos que propiciar.
Maravillas inacabadas vuelan ya......
rodeándome, rodeándome en la inmensidad.


    * Masmoc Utopía


domingo, 18 de diciembre de 2016

martes, 6 de diciembre de 2016

MUNDO CAUSAL XXIV "Capítulo Final"


    -      Estamos juntos en el mundo real. –Bennu, sentado en su silla de ruedas y secándose el sudor de su frente con un pañuelo blanco, habló con seguridad y aplomo mirando a los pececillos de colores del estanque.

La sensación de temor y debilidad fue desapareciendo en el grupo, dando entrada Banton a una espléndida sonrisa diciendo a todos.
-      Estamos juntos y vamos a luchar unidos, todavía con más fuerzas que en el Mundo Causal.
Mara, después de desabrochar su gabardina beige con rapidez, se dirigió a Banton y le dio un fuerte abrazo rebosante de gratitud diciéndole –Tú nos trajiste de vuelta.
Gabriel, enfundado en su chándal deportivo sentado al borde del estanque, comía un plátano y los miraba sonriente. Silvano dio dos palmadas al aire enérgicamente diciendo –Hay que ponerse en marcha. Tenemos que localizar al Sr.Fripp.
-      Ya no está con nosotros –dijo Gabriel secamente poniéndose de pie.

Todos le miraron sorprendidos esperando una explicación a sus palabras.
-      Al regresar, y despertar también del coma tras mi caída, fui a buscarle a Comejéns Tronic, haciéndome pasar por un familiar suyo. Nadie sabe nada de él, ha desaparecido sin dejar rastro. Puede que ya no esté vivo. Tengo ese presentimiento,
-      También podría ser que se lo llevaran al sitio del que nos habló Monchian, al Subsuelo. –Apuntó Bennu.

Un silencio imperturbable se apoderó de todos al unísono; cada uno pensaba de forma idéntica, y Banton lanzó la pregunta –Ahora ¿qué hacemos? ¿por dónde empezamos? –Y el silencio inamovible volvió  a acompañarlos más tiempo del que ninguno hubiera deseado.

Las farolas del parque comenzaron a encenderse, el señor ocaso de la tarde les presentó a la procelosa dama de noche. Banton se tocó su pañuelo rojo anudado a su cuello y los demás, de forma mimética, hicieron igual, pensando si los peligros que superaron en el Mundo Causal, si derrotar allí a los fobios, si recuperarse y encontrase renovados para la vida sería suficiente. Lugosian estaba libre y su amenaza persistía.

Las reflexiones y las preguntas sobre cómo actuar a partir de ahora volaban por las mentes del grupo causal cuando una pareja de ciclistas llegó a la Glorieta de los Lotos, se bajaron de sus bicicletas de paseo en animada conversación con risas y gestos cariñosos. Cogidos de la mano llegaron hasta el borde del estanque, con una sonrisa de amanecer luminoso la mujer de cabello oscuro y ojos ovalados les habló sin soltar la mano de su compañero.
-      Buenas noches al grupo causal. Mi nombre es Darshan y mi compañero es Enter K.
La sorpresa invadió la Glorieta de los Lotos, todos se quedaron mirándolos y esperando a que ella continuara.
-      Hemos sabido donde estabais porque os seguían con discreción, os estábamos esperando. Monchian os habrá hablado algo sobre nosotros. Corréis un gran peligro, estáis expuestos a Lugosian y pensamos que también os debe tener localizados.
-      ¿Y el Sr.Fripp? –preguntó Mara.
-      Hemos sabido que murió hace dos días; lo tenían aislado en una celda en la zona Infra del Subsuelo, hicieron todo tipo de experimentos inhumanos con él hasta que falleció. No pudimos hacer nada más por él. Es una gran pérdida.
-      Parte de sus investigaciones y avances en los planos astrales nos lo pudo entregar antes, aunque lo principal se lo llevó consigo en su mente. –Continuó Hablando Enter K. –Llevaron su resistencia al límite, forzaron su cerebro experimentando para intentar sacarle sus dones y la información valiosa que atesoraba. Fue inútil. El Sr.Fripp no cedió y su vida se extinguió.

La noche pareció entonces que se tornaba más fría y pesada sobre la Glorieta de los Lotos, un triste silencio cubría de negritud el alma de todos.

-      Lugosian está cerca; lo percibo. –Banton cortó el tempano de silencio de un tajo.
Una figura robusta emergió desde una niebla violácea por un sendero de tierra amarilla dirigiéndose hacia ellos, con paso decidido; el indumento de la capa oscura les hizo estar a todos en alerta, el bastón que llevaba en su mano no deja lugar a dudas, y cuando está a pocos pasos del grupo causal y de Darshan y Enter K, el rostro de nariz afilada y corvina, los pequeños ojos negros y labios delgados, junto a su inexpresividad, le siguen dando ese aire maléfico y siniestro. Lugosian.
-      Bien, bien. Aquí estamos todos reunidos, alegrad esas caras. –Dijo Lugosian mientras avanzaba hacia ellos. Alzó su bastón en dirección a Darshan y Enter K, y salieron disparadas dos agujas que hicieron diana en sus cuerpos. Quedaron paralizados como estatuas. –Ellos ya no son un problema para nuestra comunicación.
Gabriel buscó con su mano su carcaj de flechas, sin éxito. Bennu sintió un tirón dentro de sí para emprender el vuelo y quedó expectante en su silla de ruedas. Silvano buscaba con la mirada algo a lo que aferrarse para hacer frente al monstruo pero sólo halló hojarascas. Banton adelantó varios pasos y encaró al sicario de los fobios, igual hizo Mara colocándose a su lado.
-      Necios ilusos. Pensabais que podríais acabar conmigo. –Dijo Lugosian con rotundidad lanzando una risotada que sonaba a infierno.
-      Vamos a intentarlo por todas las almas a las que has hecho sufrir. –Mara puso sus brazos en jarra mirando a Lugosian con una ausencia de miedo tal, que al lacayo de los fobios impresionó. Banton lo percibió y encontró la respuesta que buscaba. La ausencia de miedo, el atrevimiento de vivir, la determinación de sentir, el pulso latente de vivir el momento presente sin temores ni rencores. Esa era el arma contra el mensajero del odio. Mara sentía así la ausencia de miedo y la determinación de vivir plena y por ello Lugosian se debilitaba al sentir esa energía.
-      No existe el miedo en nosotros, Lugosian. –Dijo Banton con una seguridad acrecentada cuando Mara le miró sonriendo. –Luchamos hasta el final. Nuestra esperanza es tu condena. Siempre perderás, no importa las veces que puedas volver del horror del averno para servir a tus amos a través de los siglos.
-      Luchamos hasta el final. –Mara habló alzando la voz y consiguiendo que Gabriel, Silvano y Bennu avanzaran junto a ellos dos.

La noche parecía aún más noche que cualquier noche de tristezas heladas, de penas y oscuridades traídas desde tiempos remotos; al mismo tiempo se percibía una fuerza, una energía que volaba alrededor de la Glorieta de los Lotos, una conjunción de almas blancas y cristalinas que iban regando los árboles de alegría y candor, de bondad y fuerza positiva.
Banton y Mara se miraron y entendieron casi de forma telepática lo que estaba ocurriendo. La creación del Sr.Fripp cuando ahondó en la fisura del sendero de las almas hacia la luz divina redentora que él descubrió y cartografió, el aparato tecnológico que consiguió tener vida propia como ente por la intervención de las energías de la naturaleza y las fuerzas astrales de millones de almas y que se ubicó en alguna zona desconocida, según les contó Monchian. Esa zona era la Glorieta de los Lotos y Fripp lo sabía, por eso dejó la clave indicando el lugar de encuentro allí mismo. La energía positiva que formó el Mundo Causal a través del sendero astral también estaba ahí para combatir al odio y al rencor que representaba Lugosian.

-      Nuestra esperanza es tu condena, siempre lo será. –Banton terminó su frase con una sonrisa que parecía que abriera la oscuridad de la noche al alba de los primeros tiempos, como de hecho algo así ocurrió. Un fulgor de luz carmesí brotó desde el estanque de la Glorieta de los Lotos e irradió a Lugosian directamente, mientras un esplendor blanquecino cubrió al resto en la glorieta. Mara, Banton, Silvano, Bennu y Gabriel juntaron sus manos con fuerza y rodearon a Lugosian en un haz de luz que se expandía desde sus cuerpos, Darshan y Enter K seguían inmóviles pero conscientes de lo que ocurría.
-      ¡El Horror! ¡El Horror! –Lugosian exclamó apenas sin fuerzas mientras se iba convirtiendo en polvo y arena hasta desaparecer.
-      La esperanza es tu Horror. – Dijo Mara viendo como perecía a través del polvo que quedaba en el suelo.


Los días se sucedían, las noches comenzaban a ser más cálidas y acogedoras.
La ausencia total de miedos por vivir les acompañó inexorablemente, el atrevimiento por sentir la vida plena llegó a ser su fiel compañera, la determinación segura de ser y ayudar iba siempre de su mano. Vivir el instante sintiendo la vida latir, sin temores, sin rencores.
La esperanza iba pegada a su piel y a su alma.


La Glorieta de los Lotos seguía estando allí compartiendo su secreto……..y un pañuelo rojo muy especial les permitía visitar al Mundo Causal.


*Masmoc Utopía

                                 CAPÍTULO FINAL




domingo, 13 de noviembre de 2016

MUNDO CAUSAL XXIII "El regreso"


Monchian les indicó que cada uno del grupo causal cogiera su pañuelo rojo y se lo atara a su cabeza, seguidamente que entrelazaran sus manos hacia arriba formando un circulo.
-      Recordad todos que habéis casi vencido a los fobios, que en el mundo real nada podrán hacer en contra vuestra, estáis de alguna manera inmunizados a esa negra amenaza. Lugosian es la amenaza del mal allí. Al mundo causal ya no podrá volver jamás si lográis regresar vosotros antes al mundo real. También sabéis que vuestro aspecto, en unos casos más –mirando a Bennu – y otros menos, difiere del que tenéis aquí.
-      Y tú Monchian ¿qué harás? -Dijo Mara.
-      Permaneceré aquí en el Mundo Causal; yo formo parte de ello…..hasta que en algún momento la Luz Redentora me llame atrayéndome hacia ella. Ya sabéis que soy un ente espiritual, que llegué aquí por una brecha espontánea producida de forma natural en el sistema cartográfico del sendero astral; aunque…. igual el Sr.Fripp propició mi llegada, nunca lo sabremos.
-      ¿Podremos llegar al mundo real? –Preguntó Banton.
-      Pues eres tú, Banton, el que podrá realizar el trasvase. Lugosian ya lo descubrió y por eso quería llevarte con él. Tu capacidad sensorial es tan alta que ayudarás al resto con éxito, acompañados por el especial pañuelo rojo impregnado de esencias chamánicas. Solamente tienes que desearlo y tener la perspectiva única que puedes lograr con tu visión desde cualquier punto del universo.
Banton aseveró con un gesto de cabeza hacia Monchian y una sonrisa luminosa y radiante dirigida hacia el grupo, que transmitió una enorme seguridad y confianza en todos.
Con sus manos entrelazadas hacia arriba formando un círculo, Banton les miró a cada uno a los ojos con profunda y serena quietud, giró su vista hacia Monchian y ella le devolvió una sonrisa de Gioconda. Desaparecieron en ese microinstante, sonriendo y emanando de ellos una vitalidad vigorosa que aún Monchian pudo sentir minutos después al cubrir de lágrimas su rostro envuelta en su soledad del Mundo Causal.

-      Nos veremos en la Glorieta de los Lotos el día y la hora señalados. –Fueron las últimas palabras de Banton que oyeron todos en el Mundo Causal.


Gabriel despertó del coma en el que estaba atrapado desde que se dejó caer desde el tejado del reformatorio. Recobró la vida y preguntó el día y la hora al enfermero más cercano, se vistió con ropa deportiva y un chándal que cogió de un armario, diciendo al enfermero mientras se marchaba aprisa –Tengo una cita ineludible, señores.

Silvano despertó en su cama, comprobó que era festivo mirando el reloj digital de su mesita de noche y la hora temprana. Dio una palmada al aire y saltó de la cama con energía. Quedaba tiempo para asearse y acudir a su cita.

Mara decidió pasear por su barrio al alba del nuevo día, contempló los edificios, las luces mortecinas de las farolas con el nuevo amanecer emergente, tiendas y bares que abrían sus puertas y gente que emprendía otra nueva jornada. Recibió la luz y el colorido vivencial como un saludo protector, como un abrazo de energía y paz; se sentía plena y sin miedos, nunca más miedos, desterrados y vencidos estaban. Y así se dirigió paseando con elegancia natural hacia su cita.

Banton limpió y ordenó su habitación. Recogió cuadernos antiguos llenos de anotaciones, poemas, escritos, todos a punto de perecer en el descuido, y los clasificó de alguna manera para volver a darle la vida que merecían. Se aseó con esmero, como ya ni recordaba, desayunó recordando momentos pasados en el mundo causal, peligros, luchas, descubrimientos y revelaciones extraordinarias. Sonrió para sí al saberse renovado vistiéndose para la cita acordada.

Bennu salió del coche modificado y especial que conducía desde su misma silla de ruedas, bajando la rampa automática. Entró al parque por un sendero cubierto de tierra amarilla polvoreada, algo húmeda aún por las lluvias de la noche anterior. No dejaba de recordar sus vuelos en el Mundo Causal y también a Lugosian y los ataques que sufrieron por los fobios. Sabía que él era la amenaza, y con ese ronroneo en su mente avanzaba lentamente sentado en su silla de ruedas camino de la Glorieta de los Lotos.

     
            *Masmoc Utopía



jueves, 10 de noviembre de 2016

MUNDO CAUSAL XXII "El Hacedor"

        
El espíritu astral de Banton se unió a su cuerpo inmóvil, junto a la planicie rocosa, y supo que era uno y renovado, despojado de la adversidad interior que lo lastraba al ocaso. Lugosian había desaparecido en el aire neblinoso unos instantes antes.

Un rayo de luz sonora emergió de las nubes plomizas y bañó por completo a Monchian. Ella recuperó la consciencia y el movimiento; seguidamente a todo el grupo causal le ocurrió igual, fueron bañados por la luz sonora y se reincorporaron. Mara les contó la experiencia que tuvo momentos antes con Lugosian y el descubrimiento de la maldad que éste atesoraba, como servidor de los fobios a través de los tiempos. Banton también relató su encuentro con Lugosian y su negativa a acompañarlo, así como su decaimiento anímico y ausente energía al desaparecer apesadumbrado.

Monchian adelantó varios pasos al grupo, se dio la vuelta y haciéndole señas con las manos les indicó que pararan y se sentaran.
-      Ya estáis preparados para saber más de nuestra realidad en este mundo causal y en el mundo real. Casi hemos vencido a los fobios cuando hemos permanecido fuertes y unidos; y la determinación interior de cada uno ha hecho que la amenaza decaiga.
Se miraban unos a otros y se reconocían de forma diferente; realmente se sabían fortalecidos y vencedores de sus miedos más terribles y ocultos. Banton, Mara, Silvano, Bennu y Gabriel; Monchian continuaba con la misma serenidad imperturbable como su fiel compañera desde que la conocieron.

Los cielos se fueron abriendo desflecando hilos de luz que dieron paso a una claridad celeste y pura que los reconfortó. Monchian, después de guardar silencio para que todos sintieran la luz de la esperanza que los iluminaba les habló.
-      Os hablaré de una persona que en algún momento de vuestras vidas lo habéis tratado y que os ha influido en la misma más que nadie en el mundo.
Guardó silencio contemplando los rostros serenos de su audiencia, como esperando alguna reacción. Nadie mostró ningún gesto ni movimiento, todos permanecían extremadamente atentos a las palabras de Monchian.
-      Una persona que tiene un don muy especial, tiene la capacidad de ver la intensidad de luz en las personas, de captar la sensibilidad natural en las almas de los seres humanos. Creyó que debía aportar su don para mejorar el mundo y contactó con una organización llamada Comejéns Tronic, especializada en investigaciones sobre el desarrollo de la capacidad de la mente humana para fines médicos y mejora de la calidad de vida de pacientes.
-      ¿Qué relación ha tenido con nosotros? Ninguno nos conocíamos. –Preguntó Silvano mirando al resto como buscando su intervención y respuestas.
-      Os diré. Permaneced en silencio, por favor, para así lograr entender mejor la situación a la que hemos llegado. –Monchian se echó el cabello hacia atrás con las dos manos dejando su rostro claro y diáfano y se sentó con las piernas entrecruzadas para seguir contándoles las respuestas que necesitaban hallar. –Silvano tuvo poco trato con él; nuestro hombre estuvo en el centro comercial donde trabajaba, habló contigo –le dijo a Silvano con una sonrisa –y percibió tu enorme luz sensorial. Fue otras dos veces a verte para confirmar su primera impresión y se informó discretamente sobre ti, Silvano. Prácticamente no lo recordarás.
-      ¿Y así ha influido en mi vida tanto? ¿Hablando conmigo tres veces?
-      No. Fue por lo que ocurrió después. A Mara la conoció hace años, cuando ella era muy joven e iba al instituto, y nuestro hombre impartía algunas clases especiales. También captó tu esencia luminiscente en tu enorme aura, Mara. –Le dijo haciendo un gesto con las manos abriendo los brazos al cielo y sonriendo.
-      Pues tampoco sabría quién es el personaje misterioso –dijo Mara serena y lentamente.
-      A Bennu lo conoció en el hospital donde solía ir para aportar conocimientos y experiencias con el doctor Karl Lugor. Fue pocos días después de tu accidente que te postró en la silla de ruedas. Él consiguió con ejercicios mentales salvarte la vida, gracias también a la extraordinaria luz de energía que desprendes y que él captó.
El águila hizo un movimiento de asentimiento, con la cabeza hacia abajo, en dirección a Monchian.
-      Gabriel, ¿sabes de quien hablo?
-      No sabría decir –respondió Gabriel.
-      Se trata de tu tutor y profesor de literatura durante tu estancia en el reformatorio.
-      El Sr. Fripp –dijo Gabriel con un gesto de sorpresa.
-      Así es, el Sr. Fripp estuvo relacionado con cada uno de vosotros y de muy diferente manera, como ya os he explicado.

Un silencio imperturbable, grueso y pesado, llegó de no se sabe dónde y maniató las voces del grupo causal. Durante unos minutos, que parecieron horas, estuvieron reflexionando sobre las palabras de Monchian y los recuerdos que tenían del Sr Fripp, intensos y vívidos para algunos, y efímeros y etéreos para otros.
Monchian se levantó y dando pasos cortos alrededor del grupo, que permanecía sentado en la planicie de rocas, reanudó su explicación con ritmo lento y claro para que fuera plenamente asimilado por todos.
-      Escuchad con atención, por favor. El Sr Fripp estuvo trabajando en investigaciones relacionadas con esa luminiscencia tan especial que vosotros desprendéis. Todos poseemos esa energía astral o del alma, como queráis llamarla, y él descubrió unos resortes naturales en ese campo de forma sorprendente y reveladora. –Hizo una pausa para observar las caras hipnotizadas por sus palaras y el silencio total en el lugar donde se encontraban. –El hombre del que les hablo logró cartografiar el plano astral, localizando y rastreando el único sendero por el que discurren las almas cuando dejan sus cuerpos inertes. Fijó el túnel que estas entidades recorren hacia la Luz divina una vez desprendidas de su envoltura terrestre.
Monchian siguió relatando su historia y les contó que el Sr.Fripp creó un aparato que regulaba y dosificaba la intensidad astral captada en las personas. Comejéns Tronic le dejaba trabajar con total autonomía en sus trabajos, hasta que decidieron colocarle un ayudante para “facilitarle” las tareas y avanzar más rápidamente, un científico llamado Lugosian. Él aferró la confianza del Sr.Fripp y en poco tiempo éste le fue desvelando la mayor parte de sus investigaciones, hasta que un hecho, desapercibido hasta entonces, le abrió los ojos; Lugosian no desprendía ni la más mínima luz astral en su cuerpo, ni una pizca; no tenía. A partir de ahí fue resguardando sus avances pero Lugosian se percató e intervino.
Monchian les dijo que Lugosian localizó el paradero de todos los que se encontraban allí, además del caído Franz, todos tan especiales, e hizo una prueba para anularlos y alimentar a los fobios con un plato muy suculento, sus almas tan enriquecidas, tan vigorosas y potentes; sin que se dieran cuenta los secuestraron mientras dormían y les llevaron a un lugar extraño más abajo de las alcantarillas de la ciudad, un lugar oculto y secreto llamado Subsuelo.
-      Allí, en el Subsuelo, un lugar salvaje donde se arrincona a personas peligrosas e incomodas para el sistema, os hicieron todo tipo de pruebas y experimentaron con vuestra enorme energía astral tan especial que poseéis. –Monchian no pudo ocultar una expresión de hastío y repugnancia al hablar de aquello. –A la mañana siguiente os dejaron en vuestras casas, no sin antes inyectaros una droga que haría lentamente que fuerais frágiles para el ataque de los fobios en vuestros sueños, siendo presas fáciles para ser devorados engullendo éstos vuestra energía astral y llevándoos al suicidio de una manera inexorable e inexplicable para todo el mundo.

El grupo causal se miraban unos a otros sintiéndose, de alguna manera, aliviados y fuertes por estar vivos; y mucho más después de conocer los detalles del peligro que habían superado.
-      Monchian, ¿y cómo llegamos aquí? –Preguntó Gabriel levantándose y cruzando los brazos apoyando su espalda sobre una gran roca parda.
-      Pues os diré al respecto; el Sr.Fripp fue alertado cuando estaban haciendo los experimentos con vosotros la noche en que os raptaron. Una extraordinaria mujer, una sobresaliente científica llamada Darshan, que trabajaba para la gran corporación multiempresarial llamada Diamond Dogs. Esta enorme organización controla de forma directa, o bien de manera velada, a Comejéns Tronics y también a la misteriosa y oscura entidad que es el Subsuelo.
-      ¿Y qué hizo esa tal Darshan? –Preguntó Banton muy atento a las explicaciones de Monchian,
-      Ella, arriesgando su vida, avisó al Sr.Fripp de lo que estaba ocurriendo y gracias a ello pudo intervenir posteriormente para traeros a este mundo causal. Causal porque la razón de su creación son el ímpetu de Fripp para salvaros y ella es la causa de que esto exista, una creación del mismo Sr.Fripp, el Hacedor. Él encontró una fisura, una grieta en el sendero que lleva a las almas hacia la luz divina redentora, ahondó en ella y mezcló sustancias inmateriales de sus conocimientos con su don para la captación de luminiscencia astral en los seres vivos. Pudo dar forma y ubicar en un aparato tecnológico situado en lugar seguro y secreto, incluso para él, puesto que al tener vida propia por la intervención de las energías de la naturaleza y sus dones infiltrados por millones de almas en todos los elementos que forman este Mundo Causal, ya es un elemento individual y autónomo regido por esos millones de energías astrales positivas y redentoras. Fripp logró que pudierais venir aquí y libraros del suicidio inminente que os esperaba, devorados por los fobios. Con el trozo de tela del pañuelo rojo que permanecía con vosotros, hecho con una mezcla de sustancias tecnológicas y elementos chamánicos, os permitíó traspasar el umbral y llegar hasta mi.
-      ¿Ya estabas aquí entonces, Monchian? –Preguntó Mara algo sorprendida.
-      Así es. Aquí estaba y aquí podré permanecer hasta no se sabe cuándo. Yo soy un ente espiritual que se coló por la brecha que descubrió el Sr.Fripp en el sendero que lleva a las almas hacia la luz divina. Este mundo especial me atrajo como un imán de alguna manera y he podido ayudaros al conocer la esencia maligna de los fobios. El resto ya lo sabéis. Vosotros podréis regresar al mundo real; debéis regresar y reuniros allí para acabar con Lugosian.
    Él es la mayor amenaza.

            
                 *Masmoc Utopía