miércoles, 17 de febrero de 2010

Dueño de mi propio mundo

Capítulo III: Euritión y Eritra


Aquella última visión reflejada en la pantalla cambiaba todas mis reflexiones radicalmente.
¿Como llegaron ellos hasta aquí?, esa era mi próxima misión, tenía que averiguarlo.
Mis manos volaban sobre el teclado intentando modificar el plan de vuelo programado con anterioridad. Sabía que si lo conseguía me sería imposible borrar todo lo acontecido en el ordenador, por lo que el rastreo que se produjera dejaría a la vista mis decisiones tomadas al amparo de mi propio criterio, y obviando, desobedeciendo el verdadero espíritu de la misión.
Conseguí abortar el nuevo destino, justo antes de entrar en aceleración máxima, por lo que la brusquedad de la maniobra me hizo caer y golpearme en la cabeza, lo que me tuvo en una semiinconsciencia durante un tiempo incontable en el que la nave fue a la deriva surcando el cielo de aquel planeta.
Cuando desperté, me levanté y observé la pantalla del ordenador, miré fijamente sin creer lo que estaba viendo…, la nave se encontraba justo encima del pequeño poblado. Nunca creí en los destinos prefijados de las personas, por lo que nada podía estar escrito antes de que sucediera, todos somos dueños de nuestros actos, el libro del futuro esta en blanco para que lo escribamos día a día…, si pero, aquella llamémosla casualidad no podía dejarla pasar, por lo que busque un sitio donde esconder la nave, y no conforme con lo encontrado, la trasladé tan alto que nadie pudiera verla y decidí bajar con la lanzadera de exploración.
Empezaría por tomar contacto con alguien de aquel poblado, no se conocen las hormigas solo con estudiarlas desde fuera, tendría que convertirme en una de ellas para conseguir saber que piensan.
La próxima decisión no fue fácil de tomar, pero no podía dejar la nave de exploración sola en el planeta, sin nadie, por lo que di la orden de despertar a mi equipo de exploración.
Tras el tiempo oportuno para el despertar, aparecieron en el puente de mando, los dos: Euritión, piloto, explorador y gran soldado, y Eritra, guapa y la mejor científica sobre el terreno, conocedora de tribus ancestrales de la tierra.
Era un equipo perfecto, lastima que no pudiesen compartir conmigo la sensación que me llevaba a aquella expedición, estaban adiestrados solo para su trabajo, eran robots…

Tartessus Baobab

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