jueves, 14 de abril de 2016

MUNDO CAUSAL XIX "Anajata"


El lago, ese animal desaforado a veces, y el gran amigo que reconforta y escucha paciente en otras, quedaba atrás mientras el grupo caminaba hacia el refugio de Monchian, que en cabeza les animaba a seguir adentrándose por una zona nueva y desconocida para la mayoría. Un transporte improvisado con ramas y palos servía a Banton y Silvano para llevar a un Bennu malherido y apesadumbrado. Mara y Gabriel, en la cola del grupo, sin embargo iban recuperando algo de vitalidad cómo si se la transmitieran el uno al otro con su sola presencia. Tras un largo trecho caminando en sepulcral silencio, Mara reaccionó hablando vivamente. 
  
       - Monchian, ¿no íbamos a la cabaña?

     - La cabaña ya no existe. Sentí que desaparecía en pedacitos etéreos cuando conseguíamos que el cuerpo causal de Franz regresara y se fundiera en cohesión astral con su espíritu. No queda nada, ni rastro. La cabaña era algo que yo creé y que el aberrante vacío me la ha arrebatado con sus oleadas de maldad. –Respondió Monchian sin dejar de mirar hacia delante.

Subían por una ladera empedrada salpicada de arbustos musgosos y líquenes silvestres; algún que otro árbol solitario saludaba su avance casi procesional con un suave vaivén.

     - Esta zona me es familiar; es donde aparecí por primera vez en el mundo causal. ¿Nos dirigimos a un punto concreto por aquí? –dijo Gabriel.
     - El camino está por delante. –Sentenció Monchian atrayendo un silencio respetuoso al grupo que nadie osó quebrar hasta alcanzar una cima cubierta de grandes rocas graníticas, grisáceas y blanquecinas.
     - Aquí, en este preciso lugar desperté en mi nuevo mundo, aquí llegué desconcertado y lleno de temor. No había vuelto desde entonces. Me repelía la idea de sólo pensar en regresar, algo dentro de mí me alejaba instintivamente de este lugar como algún tipo de autodefensa, creo. -Gabriel habló como para sí mismo, como para otro yo que quisiera nacer y redescubrir...
     - La mayor parte de la gente desea ser conducida. Los instintos tribales nos acompañan desde el albor de los tiempos. –Monchian les habló deteniéndose y dándose la vuelta con un gesto delicado.– Sabéis  que no formáis parte de esa mayoría.

Se hizo un silencio de catedral gótica después de sus últimas palabras y Monchian leyó en sus rostros como adentraban en sus conciencias; esperó unos breves segundos y continuó.-
     -  Gabriel, has logrado salvar tu profundo temor interno, has vencido a tu propia desconfianza en tí mismo y en todo a tu alrededor. Y lo has conseguido con la presencia de todos en el ascenso del camino, de forma natural aunque sintieras la semilla del temor y el rencor cómo llamaba a la puerta de tu corazón.

 Gabriel se sentó en una reluciente y pulida roca, miraba uno a uno a sus acompañantes con una expresión en su rostro rebosante de inocencia y gratitud, que transmitía a los demás. Cruzó sus ojos con los de Monchian, se levantó y se acercó a ella, y al sostener su profunda mirada sintió en el interior de su pecho como si le introdujera su mano en su chakra anajata y agarrara con su mano izquierda una serpiente alada que luchaba por sobrevivir, dando dentelladas con sus fauces abiertas buscando una presa desvalida.
     - Haz lo que debas hacer, Gabriel. Eres tú. –Le dijo Monchian, sin parpadear lo más mínimo y con una exquisita expresión serena.

Súbitamente, Gabriel se giró con extrema velocidad desprendiendo su arco del hombro con su mano derecha y agarrando una flecha de su carcaj con su izquierda, plantó su rodilla en roca, tensó la cuerda del arco al máximo posible y disparó la flecha hacia un cielo neblinoso y traicionero. De inmediato cayó abatido por la flecha del joven, sobre la extensa zona rocosa donde se encontraban, un ser monstruoso y descomunal, mitad serpiente y mitad buitre, emplumado y escamoso por zonas anacrónicas. Todavía agonizante, la aberrante bestia, babeando de furia y rabia, emitiendo un espeluznante rugido agudo y ondulante que los envolvía a todos en el terror, intentaba incorporarse sacando una lengua bífida verdosa que escupía y salpicaba hacia todos lados, desprendiendo un veneno mortal. En su desesperado intento de atacar, el monstruo viró bruscamente serpenteando en dirección a Monchian y levantó una de sus alas con terminaciones de garras en sus puntas para aplastarla. Una nueva flecha lanzada por Gabriel entró por su pestilente boca abierta y acabó con su persistente maldad de manera fulminante.

Todo el grupo se unió junto a Monchian. Gabriel permanecía con su arco medio tensado observando los cielos plomizos. Mara se acurrucó junto a Bennu y le acarició sus plumas rebuscando en su interior un efecto purificador como el que sintió cuando emergió del lago, el águila la miró inundado de gratitud que ella percibió al instante. Silvano no dejaba de observar expectante la gran planicie de rocas como si esperara que algo o alguien apareciera. Banton daba pasos cortos a un lado y otro, casi rítmicamente. Un sol mortecino iba despidiéndose atrayendo un frío creciente.

     - Estamos derrotando a los fobios; siento cómo pierden poder sobre el grupo. Esperaremos aquí hasta que llegue nuestro conector; creo que no debe tardar. – Les dijo Monchian, girando su vista desde el inmóvil engendro maligno a la enorme planicie de rocas refulgentes, donde Banton fijaba su mirada en la densa niebla que crecía rápidamente.



    * Masmoc Utopía


viernes, 25 de marzo de 2016

MUNDO CAUSAL XVIII "El aura de Franz"

                  
Monchian, arrodillada sobre el verdoso musgo que envolvía un árbol derruido, acariciaba el plumaje de Bennu palpando sus alas. Comprobó que no tenía heridas de importancia, sin dejar de mirar a sus ojos entristecidos.
-      Hemos hecho todo lo que hemos podido –le dijo señalando con la vista el cuerpo de Franz junto a ellos.

Gabriel, Silvano y Mara llegaron hasta ellos y contemplaron la escena, algo agitados tras la carrera para alcanzarlos.
Mara, instintivamente se dirigió hacia Franz, posó su mano izquierda sobre su propio pecho y la mano derecha sobre el pecho de Franz. Monchian cogió el pañuelo rojo que Franz llevaba entrelazado a su muñeca y se lo colocó sobre el rostro de éste. Mara continuaba, con los ojos cerrados, en la misma posición junto al cuerpo de Franz.
Silvano y Gabriel se acercaron junto a ellos cuando súbitamente apareció Banton de la nada y agarró la mano que Monchian le tendió diciéndole  –Ayúdanos; sin ti su aura padecerá eternamente si no regresa al mundo real.
Con un silencio sepulcral y una relajación interior como hacía siglos que no sentía, Banton puso su mano izquierda sobre su frente y su derecha sobre la del rostro de Franz tapado por el pañuelo.

Las nubes tornaron procelosas a enmarcar de rojo el instante, un viento céfiro atraía un discreto olor a ozono, el movimiento de las ramas de los árboles arrullaba con sus hojas una continua melodía natural; una niebla rojiza y gris les envolvió por completo. 
Bennu pudo incorporarse y se colocó entre Mara y Banton, desplegando sus alas y tocando con éstas a ambos; los demás entrelazaron sus manos entre ellos, donde en un extremo Gabriel posaba su mano en el hombro de Mara y en el otro extremo Silvano a Banton. Mara seguía con los ojos cerrados, con su mano izquierda en su pecho y la derecha en el de Franz.

Monchian habló al aire enrarecido –Causa es.

La niebla mutó a un color violáceo crepuscular, se pegó a cada uno de ellos creándoles una asfixia total, y como un ente gaseoso con vida propia se agrupó sobre sus cabezas y se dirigió sobre el cuerpo inerte de Franz.

-      Causa fue –dijo Monchian.

Mara y Banton dejaron de tocar respectivamente el pecho y la frente del cuerpo de Franz. Silvano continuaba agarrando el hombro de Banton, al igual que Gabriel el de Mara. Todos seguían conectados.

La niebla violácea elevó el cuerpo de Franz en el aire embravecido, lo hizo girar como una peonza enloquecida y lo engulló, desapareció a la vista de todos. El ente gaseoso rugió como mil lobos de la noche y explotó arrojando sobre ellos un líquido viscoso que les quemaba la piel.
-      Rápido, al lago ¡Deprisa! –Ordenó Monchian.
Todos corrieron hacia el lago mientras intentaban desprenderse de la mugre añil, sin éxito. Al entrar en sus aguas el extraño ungüento que los cubría se desvaneció y su efecto abrasador también se alejó.

Al salir del lago quedaron juntos en la orilla. Banton y Mara estaban visiblemente más cansados que el resto. Monchian les indicó que la siguieran hacia la cabaña donde repondrían fuerzas y curarían heridas.
-      Espero que nos reunamos pronto con Lugosian –les dijo, pero todos se encontraban tan exhaustos y abrumados que no articularon palabra ni gesto alguno.

El vacío y la pérdida inundaba sus corazones…


 *Masmoc Utopía


domingo, 10 de enero de 2016

MUNDO CAUSAL XVll "Batalla de supervivencia"


Las garras de Bennu arrancaron  la piel del lomo de un gigantesco gato que presionaba al pequeño ratón, en el que se convertía Franz cada vez que aparecía en el Mundo Causal.
Su aspecto pequeño y peludo había atraído a unos Fobios con forma de grandes gatos aterradores que estaban a punto de engullirlo. Bennu, explorador incansable de los pasos que sus amigos daban por el bosque, había acudido en la ayuda de aquel indefenso ser. Franz, soltado por el Gatanso, corrió a esconderse tras unos matorrales, mientras las tres alimañas diabólicas, una mal herida, se revolvía  hacia el inoportuno rapaz. El salto de uno de los enormes felinos del averno estuvo a punto de rasgar el ala de Bennun, pero con un giro ágil y rápido lo esquivó, lanzando su pico y alcanzando la cabeza del Gatanso.
Uno de ellos, de pelo más prominente y claro, se olvido de Bennu y se centró en la búsqueda de su objetivo; ya iba rasgando los matorrales cercanos, por donde había desaparecido Franz. El miedo hizo que Franz abandonara su refugio y saltó hacía el árbol más cercano; su movimiento fue delatado por el crujir de las ramas,  el Gatanso saltó sobre el tronco del álamo persiguiendo al pequeño ratón hacía el cielo del bosque.
Bennu no podía ayudarle, bastante tenía con resolver su lucha, entonces emitió un sonido fino y penetrante que viajó por el bosque, pidiendo ayuda a sus compañeros, que perseguían su rastro. Se olvidó de los dos Gatansos y viró hacía el árbol, pero justo cuando alzó el vuelo para ir en auxilio de Franz: Un gigantesco ser alado se precipitó sobre él desequilibrándolo  y haciendo que cayera sobre un colchón de hojarasca que tapizaba el suelo del bosque.
Los Gatansos  se apartaron viendo la grandiosa apariencia del nuevo actor en la lucha, corrieron álamos  arriba buscando a su verdadero objetivo.
Bennu, aturdido e indefenso, miró hacia su atacante que volvía para dar un golpe certero y mortal, metros le quedaba para clavar sus garras sobre Bennu; el cuello largo y desgarbado de aquel monstruo alado de grandes dimensiones, fue atravesado por una flecha lanzada desde la espesura por un salvador llamado Gabriel.
Caído y malherido, nublada la vista, Bennu divisó a sus amigos y compañeros de viaje; intentó incorporarse, pero no pudo. Sabía que el pequeño ser peludo corría gran peligro, nada podía hacer, se dejó desvanecer en un sueño reparador que agradecía su cuerpo maltrecho.

Arriba, en la espesura de un techo frondoso de hojas cromáticas de un color rojizo, se libraba una batalla por la supervivencia. La brisa de un aire de invierno, frío y húmedo, despejaba los pequeños ojos del roedor, mientras flotaba sobre la copa de los arboles, huyendo de sus Fobios.
Herido, perseguido y ahora rodeado, tras aparecer uno de ellos frente a él, no encontraba el modo de zafarse de sus amenazantes temores que a punto estaban de hacerlo caer en la oscuridad.
Lugosian le había pedido que luchara y él lo había intentado, pero no había reaccionado a tiempo, era tarde cuando apareció la ayuda, la realidad era esa.

No todos vencen en su búsqueda de la liberación. Algunos preferimos ser reos de nosotros mismos y sucumbir a nuestros temores. Mi mundo acabó aquel día; ella era mi mundo y yo la maté, me veo como me siento. Gracias por todo, Lugosian.

La imagen de ella apareció ante su rostro con una lágrima, ésta cayó sobre las hojas que copaban el techo del bosque e  hizo abrirse el suelo, justo cuando los Gatansos saltaban sobre Franz, cayendo todos al eterno vacío.

Cuando Bennu abrió los ojos, Franz yacía junto a él. Joven de tez morena y rasgos delicados.
Sin duda había encontrado su paz interior, en la oscuridad.



*Tartessus Baobab


domingo, 27 de diciembre de 2015

MUNDO CAUSAL XVI "Cierra los ojos"


Abro los ojos y no salgo de mi asombro....Bennu, Mara, Gabriel, Silvano....esos nombres no se me van de la cabeza y aun no sé ni quienes son, aunque estoy seguro de conocer alguno de ellos desde hace mucho....desde antes del accidente.

Y los Fobios, en el momento que en mi sueño escuché esa palabra, sabía que se referían a ti y a ese maldito día del accidente, sólo esa palabra irradia en mí el mismo miedo que sentí después de salir del hospital e intentar volver a tu encuentro sin un por qué, sólo con la intención de poder pedirte perdón...

Después de salir de aquel sitio donde me crié, todo iba a un ritmo que antes o temprano me atropellaría y me enviaría al tartalo; o esa es la impresión que tengo ahora, sólo con el minúsculo detalle que la que marchó fuiste tú. Y yo me quedé aquí, para poder culparme diariamente de todo lo que pasó... un solo golpe de volante y aquel hombre no pudo hacer nada, todos acabamos encamados y entubados, unos con más suerte que otros. No sé qué habrá sido de aquel hombre, yo salí en un tiempo sin más rasguños que los que llevaba en el alma, con la sensación de ser nadie, y tú.... ni siquiera pude despedirme.

Treinta años recién cumplidos y pocas cosas que hacer, puede que sea mi destino o puede que este sueño signifique algo, tiene que ser eso.

Salí a la calle, una vez calmado y duchado, volví a ir al lugar que me hacia recordar al sueño, con la idea que traía de la noche anterior, una reunión, “no falles...tu serás el siguiente...”. No puedo dejar de pensar en ello. Esta pesadilla me empieza a consumir y puede llegar a ser cierto lo que aquel ser dijo anoche...los fobios, aunque no entiendo bien aún a qué se refiere y necesito algo más.

Después de media hora, vuelvo de mi pequeño letargo, me dirijo a mi rutina diaria y se cruza conmigo un señor algo extraño, quedo paralizado por su olor y su media sonrisa, y empiezo como a marearme...me dejo caer sobre una pequeña roca a modo de banco que hay en este lugar, se acerca a mi preocupado..y me dice:
-      Franz, ¿estás bien?
-      Sí, muchas gracias caballero, me he mareado un poco, será que aún no desayuné y fue una noche un poco larga....espere un segundo, ¡otra vez usted!
-      Tranquilo, te conozco … y tú a mi también, aunque en unas circunstancias algo diferentes, pensé que eras bastante más pequeño y peludo, y te movías a cuatro patas, aunque te incorporaras para interesarte en algo...En fin, es lo que tienen los sueños y las pesadillas, uno toma la forma que cree sentir en vida, curioso el subconsciente.

El mareo desaparece, aunque al mirar fijamente al hombre, empiezo a entrar en una especie de trance algo inoportuno, inconsciencia quizás o desmayo por el pavor que este encuentro ha traído. Lo curioso es que estoy sobre la misma roca, pero ahora en el lugar de mi sueño, abro los ojos y el señor sigue agarrándome a modo de apoyo, aunque ahora mi brazo lo veo diferente, más bien una pata algo desaliñada y corta como de roedor trapajoso.....

-      ¿Ves?... ¿a que ahora sabes quién soy?, ya te avisé anoche y casi caes en sus garras, no falles hoy a la cita querido amigo. A partir de ahora, si te concentras y cierras los ojos, podrás entrar en ese lugar. Llámalo soñar o lo que quieras, pero no falles, tu vida depende de ello.
-      ¿A qué te refieres, y cuál es tu nombre?, esto empieza a asustarme de verdad...
-      Lugosian
-      Ok, pero ¿por qué yo?, ¿qué son los fobios?, ¿y qué tiene esto que ver conmigo y con ella?
-      Demasiadas preguntas mi pequeño amigo, aunque para empezar, sólo debes saber lo siguiente; no dejes que los fobios te cojan, y recuerda que tú solo no puedes hacer nada, necesitas de aquellos que no salen de tu cabeza, y que aún no conoces, te ayuden, al igual que tú deberás hacer lo mismo cuando llegue tu momento. No temas, y sigue adelante...y sobre todo no falles a la cita, ahí entenderás más cosas sobre todo esto.
-      ¿Estás de broma abuelo? Esto tiene que ser una broma...
-      ¿Eso crees?...pues cierra los ojos, cuenta tres y me lo vuelves a decir.

Como un estúpido, hice lo que aquel hombre me decía, y al abrir los ojos, lo seguía teniendo delante y volvía a estar despierto, bien de nuevo y con una sensación de palurdo increíble, me miró fijamente y me dijo;
-      Ya sabes Franz; casa sin moradores, nido de ratones... Si dejas que te cojan, la sensación de esta mañana será complacida y volverás al encuentro de aquel a quien añoras, aunque no será buena señal amigo...
-      Ok ok, lo he cogido... cada cosa a su tiempo, no fallaré.

Y mientras me incorporaba, lo vuelve hacer y desaparece; parece que ya me voy acostumbrando...

Después del día entero pensando en cómo volver al encuentro y sin poder olvidar las palabras de Lugosian, llego a casa , me siento y me concentro para poder regresar al río, las rocas y poder buscar a todos aquellos a los que no consigo olvidar para poder obtener mas respuestas. Después de varios intentos y ya cansado de todo el día y el esfuerzo...caigo rendido en un profundo sueño, y por fin...vuelvo al lugar, aunque algo distinto, mas sombrío y con una calma desesperante, a mi alrededor solo rocas, el rio quieto y un viento, que trae un olor infernal. Empiezo a inquietarme, y lo que eran ganas de volver a ese lugar se convierten en ganas de salir corriendo de aquella locura.

AL igual que en la noche anterior, empiezo a correr, sin mirar atrás, aterrado por algo que me persigue y que esta vez siento mucho más cerca, aunque ahora me siento más solo que nunca, y lo único que se me ocurre es empezar a chillar y llamar a todos aquellos a los que ayer me encontré y cuyos nombres no puedo olvidar.

-      ¡¡¡Bantonnn!!!!
-      ¡¡¡Maraaaaaa!!!!
-      ¡¡¡Lugooo...!!!

No termino de llamar al abuelo desesperante cuando siento que algo me hace tropezar a modo de zancadilla y caigo golpeándome contra una de las rocas por las que iba saltando. Mi corazón  está a punto de estallar, pero no soy capaz de alzar la vista para ver lo que me persigue y ha conseguido placarme...

En ese momento, solo una palabra invade mi mente: FOBIOS...



*El Escriba de Thot


domingo, 22 de noviembre de 2015

MUNDO CAUSAL XV "Conexión real"


Ya no aguantaba más en el hospital. Siete años en coma es tiempo suficiente, pensé.
Poco a poco iba recordándolo todo, desde alimentarme y caminar sin ayuda, hasta los momentos mas oscuros de mi vida pasada.
Salí con el alta voluntaria una mañana de otoño con un calor inusual para la época, parecía pleno verano. No tenía ninguna prisa por ver en qué lamentable estado encontraría mi pequeño habitáculo en el que al menos podría dormir esa noche. Así que decidí caminar sin rumbo fijo, dejándome llevar por una extraña y firme intuición que parecía dirigir mis pasos.
Me sentía inspirado y esperaba que me visitaran las musas esa preciosa mañana. Me senté en una mesa velador de un bar, encendí un cigarrillo y pedí una cerveza. Estaba dispuesto a escribir  un poema cuando, como si saliese de la nada, se me acercó un  individuo con sombrero calado, que apoyándose en un bastón y embutido en una gabardina color verde oscuro me preguntó directamente, sacándome del ensimismamiento:
-      Buenos días caballero. ¿Por favor, me podría ayudar? Acabo de llegar a la ciudad y estoy perdido. Alguien me indicó mal y la verdad es que no sé donde estoy. Voy a un lugar que se llama… la Glorieta de los Lotos. ¿Lo conoce usted?

Un escalofrió recorrió todos mis huesos al escuchar esa voz y ese lugar. Seguidamente comencé a percatarme de la empatía que extrañamente crecía entre ambos. Por un momento no supe qué contestarle, y tras dudar un momento, me atreví a decir:
-      Buenos días. Por favor siéntese y beba algo, claro que conozco ese lugar, y le llevo si usted no tiene  demasiada prisa. Pero… ¿Nos conocemos?
Se hizo el silencio mientras se miraron el uno al otro fijamente. Tras unos segundos, que me parecieron horas, el sujeto se sentó junto a mi susurrándome al oído con una débil voz, apenas audible:
-      En este mundo no, pero sí en el mundo causal de sus sueños, Banton.
Esa respuesta me confirmó mis temores iniciales. Volví a sentir escalofríos cuando quise asegurarme:
-      Perdón, me ha dicho lo que he creído oír o ¿estoy soñando?
El personaje lo miró con una alegre media sonrisa de satisfacción mientras le decía – Le he dicho lo que usted quiere oír, señor Banton, ni más ni menos.

Mi mente no estaba aún completamente lúcida; intentaba recordar la conexión entre las pesadillas repetidas que me atormentaban y aquel ser extraño, cuando oí claramente en el interior de mi cabeza esa misma voz: “Yo ya te conozco a través de tus sueños. Mi nombre es Lugosian. Aquí y allí. Y ahora concéntrate”.
Arrastrado por una fuerza mental superior, fuí desconectándome de los estímulos exteriores  y abriendo nuevas vías de percepción interior. La telepatía funcionaba y supe que podía comunicarme con mi interlocutor sin articular palabra. Me introduje en mi mundo interior hasta llegar a un escenario muy común en los sueños repetidos. Era un roquedal sin vegetación alguna por donde fluye un río que cambia de curso imprevisiblemente. Podía oír claramente el discurrir del agua fresca entre las rocas, y como su sonido se armonizaba con el compás in crescendo de los golpecitos de un bastón sobre las piedras, de alguien que se me acercaba cada vez más. Era el mismo ser que tenía enfrente en la mesa del bar, era como si compartiesen dos dimensiones paralelas a la vez.

“Bien ya me he presentado y ahora dime..., no sé quien eres en tu vida…, digamos, real. Por eso estoy ahora aquí y allí contigo al mismo tiempo. Para saber si realmente tienes el valor suficiente que necesitas. Te diré que si es así, a través de tu existencia física real, podrás conectar con este  otro mundo al que ya perteneces, sin necesidad de estar dormido, como estás haciendo ahora por vez primera. 
Este mundo no es fácil y está lleno de peligros para tu existencia. Aquí se genera el germen maligno de tus culpas y miedos más profundos,  materializados y prestos a apoderarse de tu alma. Les llamamos Fobios. Atacan siempre en grupo y normalmente a un solo individuo, que si no es salvado, acabará finalmente suicidándose en la vida real. Por ello necesitas ayuda para vencerlos. Deberás participar en un plan común y nunca actuar tu solo. Tienes que  contactar necesariamente con los demás habitantes de este mundo, -ya conoces a Silvano-, porque los vas a necesitar cuando seas atacado. Si  sucumbes al primer ataque,  permanecerás aquí como Gabriel, ayudando a los demás a luchar contra sus propios fobios, sin posibilidad de regreso al mundo real. Algo semejante a estar en coma, como tú lo has estado, ¿no es cierto?  Si sobrevives, lo harás con la capacidad de compartir los dos mundos a voluntad, como yo, y como Silvano y Mara que con la ayuda de Gabriel y de Monchian respectivamente han salido victoriosos de su primera prueba y están en camino de lograrlo. Conservarás la esperanza de liberarte del mundo causal y vivir una vida plena en el mundo real.
Ahora dime, debo saber si el coma fue producido por un intento de suicidio y si lo has superado por completo, si te sientes capaz de luchar con todo tu ser, porque, te prevengo..., los ataques se pueden producir en cualquier momento y en cualquier circunstancia”.

Abrí los ojos saliendo voluntariamente de mi ensoñación telepática y vi que el mismo personaje seguía allí sentado frente a mí, dando un pequeño trago a su cerveza, sin dejar de mirarme y esperando una respuesta. No daba crédito a lo que me estaba sucediendo, las ideas se me agolpaban y un leve dolor de cabeza empezó a incomodarme. Tras dudarlo un momento y para comprobar que podía hacerlo, volví a cerrar los ojos y me concentré profundamente. Una fuerte brisa de aire frío comenzó a levantarse y las nubes oscurecieron el sol sobre el roquedal. El frío se adueñaba de todo, al mismo tiempo que un temor inesperado iba creciendo en mi espíritu. Poco a poco noté que mi mente se desvanecía y que no podía restablecer la comunicación telepática. Sentí verdadero terror al pensar en la posibilidad de quedar atrapado de nuevo dentro de mí mismo, de no poder volver a la realidad.

Cuando por fin abrí los ojos, estaba bastante aturdido y el dolor de cabeza se intensificaba. Observé a duras penas la cara de preocupación de mi compañero de mesa intentando decirme algo. Por fin reaccioné y tirando del cuello de la gabardina de Lugosian, con la voz casi paralizada por el miedo que había sentido, pude decirle:
-      Ahora te recuerdo, formas parte de mis peores pesadillas. Y tú, fantasma, ¿me preguntas si tengo el valor suficiente para enfrentarme a mi pasado y a mi mismo? ¿Tengo alternativa?
Ten clara una cosa, he vuelto a nacer, y ahora sabré apreciar de forma diferente el regalo de la vida. Haré cualquier cosa para escapar de esta pesadilla.
Lugosian se soltó suavemente de mis manos de y mirándome, con cierta compasión me dijo:
-      Bien, tranquilo, así me gusta, que tengas esa determinación. La vas a necesitar. Ya sabes lo que te espera. Y no lo olvides, podrás compartir dos mundos. 
Ya ha empezado todo, ve esta noche a la glorieta y allí concéntrate como lo acabas de hacer. No faltes. Ahora debo irme.
Desapareció igual que vino, como en un sueño.

Un camarero se acercó a la mesa diciéndome:
-      Señor ¿desea usted alguna cosa mas?
Miré la libreta en blanco y los vasos vacíos, pedí otra cerveza y empecé a escribir el poema.


*JARR


lunes, 19 de octubre de 2015

MUNDO CAUSAL XIV " Reunión"


Saltó con rabia desde la roca y se sumergió en las aguas de la laguna. Al contacto del líquido elemento con su cuerpo, Mara sintió una punzada de dolor interno, una garra que aprisionaba su corazón y lo estrujaba. Sintió como le faltaba el aire al hacer esfuerzos por salir a la superficie, y algo la ralentizaba en sus movimientos, el dolor, la pesadez de sus músculos, la asfixia. Notó que las fuerzas le abandonaban, que su escasa energía, que le quedaba tras la lucha con los fobios, se extinguía y le impedía llegar arriba para llenar sus pulmones del anhelado oxígeno. Se estaba asfixiando en la oscuridad que la retenía en lo profundo del lago.
Vio la luz que llegaba desde la superficie, como a un faro cerca de la costa navegando en un navío a la deriva, y recobró la determinación de su voluntad luchadora y enérgica. Imaginó, o creyó ver, la figura de Monchian tendiéndole la mano desde arriba para que se asiera a ella. Dando unas potentes brazadas, por fin, ella emergió al aire limpio, atrayendo el oxígeno a sus pulmones y el vigor a sus venas, quedándose flotando sobre las onduladas aguas que ahora la mecían,  arrullando melodías de ensueño.

Ella miraba a  las nubes de aquí y allá, y con gesto sonriente dijo –Soy yo. No seguiré sus designios. Soy yo y continuaré mi camino.

En la superficie del lago se dejó llevar flotando en la postura del Cristo, balanceándose, respirando suavemente, sintiéndose ligera y serena como nunca antes lo había sentido. El sol irradiaba su cálido abrazo y una brisa dulcemente primaveral besaba su rostro.
Tocó tierra con su brazo izquierdo extendido, apenas sin movimiento, palpó la orilla húmeda con sus dedos, giró su cabeza y vio a Monchian unos metros más adentro. Mara se giró a su derecha abandonando su posición en cruz, sumergiéndose completamente en el agua buceando dando poderosas brazadas hacia lo profundo.

Recordaba la experiencia de momentos antes con los fobios mientras dormía en su casa, la posesión casi culminada por esos seres maléficos, la intervención sorpresiva y oportuna de Monchian, su lucha liberadora en lo profundo del lago. A cada movimiento de sus brazos miraba, bajo el agua, hacia un lado y otro con la sensación de búsqueda, esperando que llegaran de nuevo los fobios, retándolos para enfrentarse a ellos ahora que los reconocería.
Sus pulmones llegaban al límite de su resistencia bajo el agua y demandaban oxígeno; Mara se giró hacia la luz que llegaba desde arriba y se lanzó a su encuentro como un proyectil amistoso.

Monchian, cerca de la orilla, contempló como Mara salió del agua disparada, sacando todo su cuerpo fuera al menos dos metros sobre la superficie del agua, y volviendo a entrar en ella. Lentamente nadó hacia la orilla y salió del lago, renovada, vencedora de su lucha con los fobios, consciente ahora de su realidad, sabedora de que ya distinguía los dos mundos en los que había vivido confundida.
A los pocos pasos en tierra llegó hasta Monchian que le ofreció una manta para que no cogiera frío, pues el clima cambió de improviso, y un viento helado comenzaba a herir su cuerpo desnudo.

-      Mil gracias por salvarme. Sin tu intervención no sé qué hubiera sido de mí. – Dijo Mara con una gentil sonrisa, cubriéndose con la manta.
-       Has dejado tu carga atrás. El lastre que te llevaba hacia la oscuridad ya no te acompaña. Eres la   primera vencedora. Has renacido. –Le dijo Monchian abrazándola efusívamente.
-       Hasta ahora, había estado conviviendo con la confusión perpetua, sin lograr entender lo que realmente estaba viviendo o soñando. Sé que he superado una amenaza; siento que soy vencedora y de alguna manera estoy purificada del miedo y la oscuridad, pero ¿dónde estamos? -Dijo Mara abriendo sus brazos girando sobre sí mirando a los cielos.
-       Ya sabes que llegas a este lugar a través de tus sueños, en el instante que comienzas a dormir cruzas la puerta del mundo real hacia nuestro mundo causal. Has logrado diferenciar las dos realidades y que yo no pertenezco a un sueño tuyo; mi presencia está también aquí, igual que tú.
-      Gracias a tí, Monchian, que acudiste en mi ayuda, puedo saberlo y sentirlo. Me doy cuenta que   ya nos conocemos de antes, los recuerdos me llegan nitidamente y lo que antes era confusión y desorden ahora es claridad serena.
-      Fui en tu ayuda porque era la única presencia aquí que podía detectar tu fragilidad y tu fuerza,  tus dudas y tu determinación. Además, nadie más aquí podría desplazarse conscientemente hacia ti, hacia tu inicio del sueño. Los demás no tienen esa capacidad, no podrían detectar tus llamadas de auxilio en silencio ni podrían conectar contigo de la forma en que lo hice.
-      ¿Por qué los fobios me atacaron allí?
-      Porque te negabas internamente a reconocerte como habitante del mundo causal, del sitio donde nos encontramos. Creías que eran sueños extraños sin conexión. Eras la persona más facilmente abatible para los fobios, sola y confundida, precisamente por eso fueron a por ti, a buscarte en tu sueño.
-      Si no llegas a acudir en mi ayuda,¿qué hubiera ocurrido?
-      Lamentablemente te hubieran poseído por completo; la oscuridad, el hastío, la pena, la culpa, el rencor, el odio....... En conclusión, el horror te hubiera llevado consigo. Despertarías a la mañana siguiente y tendrías un recuerdo vago, como de pesadilla pesada, pero sin darle mayor importancia....
-      Entonces estaría viva..... –Interrumpió  Mara pero calló al notar que su salvadora continuaba hablando con voz suave.
-      Estarías viva al día siguiente pero dudo mucho que llegaras a la noche. El horror interior habría ganado y habrías sucumbido sin poder sacar de ti ni una pizca de aliento vivencial, sin dejar asomar una brizna de esperanza a tus días futuros, a tu existencia. En definitiva, de no haber vencido a los fobios en el encuentro en el que te ayudé a huir y si no hubieras podido cruzar el umbral de los dos mundos, si no hubieras llegado a sumergirte en el lago para acabar de desterrarlos de lo más profundo de ti........te hubieras suicidado al día siguiente.

Monchian guardó silencio después de pronunciar sus últimas palabras. Mara se quedó inmóvil, petrificada. Se hubiera suicidado al siguiente día, ella misma habría acabado con su propia vida. Pensaba en ello sin dejar de mirar a Monchian.

-      Ahora tenemos que darnos prisa. Vamos a reunirnos con los demás. –Dijo Monchian pasando su brazo por el hombro de Mara, caminando las dos juntas hacia una zona empedrada sobre un pequeño montículo.

Bajo la agradable sombra de un roble se encontraban tres personas y un águila posada sobre una alta roca. Gabriel, de pie observando cómo las dos mujeres se acercaban hacia ellos; Silvano, sentado apoyando su espalda en el tronco del árbol, ensimismado contemplando el horizonte del sur. Bennu, firme y solemne desde la altura, girando su cuello emplumado y posando sus ojos pardos en las mujeres que llegaban; Franz, dando pasos cortos a un lado y otro con la mirada baja sobre el suelo de rocas que pisaba.

-      Mara ha vencido a sus fobios. Ahora nos podrá ayudar con más fuerza. Muy pronto de nuevo se unirá a nosotros Banton. –Dijo Monchian al llegar a  la sombra del roble.
-      Tenemos que estar alerta. Los fobios volverán a atacar a alguno de nosostros y debemos estar preparados. –Gabriel habló dirigiéndose a Monchian como solicitando respuestas.
-      Sé que el siguiente ataque lo recibirá Franz. -Dijo Monchian atrayendo su atención.

Durante la reunión, Monchian les aclaró algunas particularidades del mundo especial donde se hallaban. Les explicó que ella se encontraba allí temporalmente, mientras alguno de ellos permaneciera allí. ella permanecería. No podría ir físicamente al mundo real de donde pertenecían los demás, sólo en espíritu y bajo extremas circunstancias, igual que pasó cuando acudió al auxilio de Mara.
Le habló de los fobios y les previno de la consecuencia de ser vencidos por ellos sería la misma de la que estuvo muy cerca Mara, sucumbir a su propia muerte por suicidio.

Cuando todos preguntaron a Monchian por qué habían llegado a ese lugar, ella les explicó que la esencia de la razón era la la certeza de que recibirían el ataque de los fobios, igual que le ocurrió a Mara, durante un próximo sueño. La diferencia sería que no podría acudir nadie para ayudarlos, ni siquiera serían conscientes al día siguiente. Lo que sí les llegaría sería su propio suicidio.
En este mundo, ya no tan extraño para ellos, podrían defenderse siempre que se ayudaran unos a otros, siempre que encontraran la cercanía de los otros.

-      Gabriel es diferente. Él no vuelve como los demás al mundo real. No duerme y viaja en sueños aquí. Él permanece aquí desde el primer día que llegó porque tuvo un "arrebato de desamparo" y se dejó abandonar antes de poder conectar de la misma forma que los demás con este mundo especial.-Dijo Monchian acariciando el tronco del roble con su mano izquierda. - Cuando los fobios lleguen a por él debemos estar muy unidos y fortalecidos. La victoria de todos dependerá de todos.
-      Lo presentía. –Dijo Gabriel. –Sabía que era diferente a vosotros. Puede que continúe aquí para siempre, si no acaban conmigo los fobios.
-      Tienes que confiar. Aquí no podrá quedar nadie, ni yo misma aunque no vuelva a vuestro       mundo.
-      ¿Has creado tú este universo? ¿Cómo ha podido ser? ¿Cuál es la causa? - Preguntó Mara.
-      No he sido yo, aunque estoy aquí también gracias a él. Una mente muy especial, una persona con capacidades tales que ha logrado crear esta conexión extrasensorial para evitar vuestra propia caída en la oscuridad. El benefactor. Él no puede llegar hasta aquí pero mantiene conectado los dos mundos y ha generado la posibilidad de vencer a vuestro horror interior, a la oscuridad latente en los que habéis llegado aquí, a ese estigma manchado de desolación que él llegó a detectar en cada uno de vosotros.


La tarde se apagaba, el sol semioculto tras las montañas cercanas daba entrada a un ocaso violáceo que retuvo las últimas palabras de Monchian como un eco en lo más profundo de cada uno.

-      Antes de que algunos de vosotros os vayáis, recordad todos que al regresar mañana será aquí mismo, en este sitio, donde nos reuniremos sin falta. Banton estará con nosotros. Gabriel y yo os esperaremos; sin estar todos juntos no conseguiremos nada ante la amenaza. –Monchian se sentó junto al roble, invitando con un gesto a Gabriel a seguirla.


Acompañado de un sonido como de pompa de jabón al explotar en el aire, fueron desapareciendo uno tras otro, primero Silvano, que miraba al cielo. Mara sonreía a Monchian cuando se hizo invisible al resto. Bennu desplegó sus alas y voló hacia las primeras estrellas que se divisaban, desapareciendo en el aire. Franz observaba las ausencias, los huecos dejados en el espacio y al mirar a Monchian y a Gabriel con gesto de asombro, también les dejó.

        Gabriel, posando su mano derecha sobre el hombro de Monchian, le dijo :
-      Ahora que estamos solos, por favor, háblame de Lugosian.



           * Masmoc Utopía



lunes, 21 de septiembre de 2015

MUNDO CAUSAL XIII ¨La invasión de los fobios¨


Ando por la calle con la conciencia de que el día  ha empezado mal. Todo lo que me rodea me molesta. Me doy cuenta. Aquí no hay  arte ni contemplación y tampoco relajación.
Paso por delante de las innumerables vitrinas comerciales mirándolas de reojo. ¿Nos habremos dado  cuenta de que todo este tinglado no tiene más sentido? Camino haciendo zigzag entre los frenéticos coches con sus frenéticos conductores. Detesto la potencia de sus máquinas y la poquedad de sus mentes. 
Me cruzo con miradas de gente perdida, ajetreada, agobiada, agresiva y resignada que arrastran sus propios cuerpo de vacías almas.
Me pregunto si todo ésto tiene un sentido ¿Estaremos  en este mundo para algo ? Para una misión, una tarea, un papel; o simplemente para gozar, ociar, amar ¿La mayoría de nosotros vagaremos  hasta el final sin encontrarle un sentido a la vida?
Entro en mi portal con las reflexiones orientándome en la cabeza. Cojo  del buzón papeles, burocracia y publicidad. Quiero tragármelos todos para expulsarlos definitivamente de una manera u otra.
Me cansa todo ésto.  Quiero dormir, desconectar mi cerebro cual una computadora. Dormir y relajarme.

Creo que me he quedado dormida ¿o tal vez no?. No puedo darme la vuelta en la cama, tampoco ponerme de lado en mi  posición preferida. Ni mis manos ni mis pies ni mi cabeza se pueden mover en una especie de bloqueo extemporáneo. Sólo mis ojos pueden ojear la habitación que de improviso se adensa de oscuridad.
Una especie de materia densa y nebulosa  se va difundiendo más y más ante mí, que yazco aún en mi cama sin que pueda hacer nada para evitarlo.
La materia negra y transparente  va adquiriendo formas fluctuantes que van separándose unas de otras diseñando tenebrosas siluetas en el aire que se mueven enloquecidas en todas direcciones de mi habitación. Van saliendo volanderas de la pared de la cabecera para concentrarse flotantes en el techo. Parecen estar hechas de humo negro, formas gaseosas medio humanas medio inhumanas que terminan con una cola difuminada. Seguramente seres no humanos.

Observo el fenómeno al principio sorprendida como presenciando un acto fuera de lo común pero  seguidamente aterrada. Sobre todo cuando un grupo de esos seres inorgánicos se acercan hacia mí peligrosamente. Contemplo  cómo se van introduciendo por las lámparas de luz sobre la mesita de noche y salen cual destellos cargados de electricidad para penetrar seguidamente por mis orejas y volver a salir deslizándose por mi boca. En un momento soy toda una centella eléctrica fusionada con los seres inorgánicos y con las lamparitas de luz, en una especie de potente energía fulgurante que nos une en cualquier modo.
 Paralizada por la superioridad y la velocidad del fenómeno, no contrasto ni lucho contra tal posesión, sino  yazgo supina inerte e impotente en mi cama.

-      !Sal de ahí! –Me  grita de improviso una voz alarmada. ! –Tienes que salir de aquí ahora mismo. Levántate y sígueme. Escapa. Tenemos que irnos de aquí!
-      ¿Quién eres? No me fió tampoco de ti...No te conozco. –Respondo a la voz con un sistema de telequinesis que yo misma no sabía poseer.
-      Confía en mí. Estoy aquí para ayudarte. Date prisa...Son fobios ¿Lo entiendes? ¡Fobios! Si te quedas ahí te atraparán para siempre. No te queda otra alternativa que fiarte de mí. Son peligrosos, potentes y yo te conozco, eres frágil y no tienes la fuerza para combatirlos.

En un momento no corremos sino volamos unidas de la mano virtualmente, e izadas en el aire a gran velocidad. Los fobios nos persiguen enloquecidos, como si fuera cuestión de vida o muerte penetrar nuestros cuerpos y nutrirse de nuestra energía vital. Una especie de supervivencia. Necesitan de nuestros organismos para sobrevivir y activarse succionando energía vital. De lo contrario parecen morir o carecer de energía suficiente.
Recorremos la casa volando y buscando una vía de fuga sin encontrarla. 

Cuando los seres están ya muy cerca de nosotras , de improviso veo una puerta abierta y oscura. Temo que nos chocaremos contra ella como contra un muro de oscuridad. Sin embargo la atravesamos y en milésimas de segundo nos transporta a otra dimensión, a otro paisaje. Hemos encontrado una la salida de salvación.
Los fobios se han quedado al otro lado de la puerta sin poder seguirnos.
 Estoy fuera de peligro. ¿Pero dónde estoy ahora? ¿Y quién es ella?

-      No me conoces. Bueno me has visto en tus sueños pero no te acuerdas de mí por lo que veo. No hace falta que hables. Ahora relájate. Tengo que desinfectarte. Puede que aún tengas algún fobio dentro de tu organismo y es mejor que no entren en esta zona aséptica. Sumérgete en el lago. Deprisa...No pierdas tiempo. Si tienes alguno dentro, al contacto con el agua purificadora de la laguna lo atraparás y aunque no salgan de ti aun los podremos tener bajo control y neutralizarlos. Confía en mí.
-      Vale pero ¿Qué lugar es éste? Explícame.
-      No tengo tiempo, Mara, ya hablaremos cuando salgas del agua. Te puedo decir sólo que no soy yo quien te ha buscado sino tú a mí.
-      ¿Eres una psicóloga?
-      Sí y no. Digamos que soy un híbrido entre psicóloga y chamana. Como tú prefieras. Conozco el mundo real, la mente humana y sus sentimientos así como conozco este mundo irreal donde entramos por las puertas de nuestros sueños. Mi nombre es Monchian. Ahora salta. Te esperaré aquí sentada hasta que salgas del agua.
                                



                    * INDACO