domingo, 16 de diciembre de 2012

SUBSUELO VI



Enter miraba a Moníz sorprendido por sus palabras, se dirigió a ella gesticulando con las manos.
- Está ahí, Moníz. ¿Pero es que no lo ves igual que yo? Está sentado en el banco y ahora ¡Nos está observando! ¡Está mirándonos!
- Algo raro debe ocurrirte, puede que sea la fatiga de un día demasiado extraño para ti. En ese banco no hay nadie sentado. – Dijo su compañera mirando el sitio que él señalaba y observando indistintamente una pantalla con la imagen del lugar.
- Esto ya es de locos; ahora se levanta del asiento, va vestido con un traje blanco, me saluda con su sombrero y se está alejando. Moníz, por favor dime que lo estás viendo igual que yo.. Estás bromeando conmigo, ¿no?
Señalaba hacia abajo, a través del transparente suelo del compartimento observatorio de Plaza Auster. Hacía gestos nerviosos, se frotaba los ojos, se tocaba los cabellos. Se sentó en el suelo transparente, se cruzó de brazos y musitó en voz baja.
- No entiendo nada. Ayúdame a comprender algo de lo que sucede aquí por favor.

Moníz se sentó junto a él, le pasó su brazo por los hombros, cogió su barbilla con su mano derecha y giró su cabeza hasta atraer la mirada de él a la claridad serena de sus ojos. A Enter le pareció que el tiempo se había congelado, que se adentraba en un mar de tranquilidad iridiscente, llegando al islote de su pupila con la luz de un nuevo día. Se sintió muy calmado, después de la tensión provocada por la visión del anciano.
- Moníz, conocerte es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. Eres mi luz del subsuelo.
Cerró los ojos un instante y de nuevo los abrió buscando consuelo y paz en sus ojos.
Ella sonrió sonrojándose antes de levantarse y tenderle la mano para que se incorporara.
- Y tú, Enter, sigues siendo la esperanza de un nuevo amanecer para todos.

Desde el observatorio se podía ver in situ la Plaza Auster a través del suelo transparente. Moníz le contó que descubrió el lugar y que lo encontró abandonado y olvidado por otro nuevo con más medios por lo S.C.. Además se podían observar la mayoría de las diferentes zonas y pasillos por medio de varias pantallas que Moníz había trucado y conseguido conectar al centro de mando de Seguridad Central. No conocían de su existencia ni de su nueva operatividad.
También lo había acondicionado para poder vivir; con sus limitaciones, pero le servía.

Moníz se sentó en la mesa de control y fue mostrando en las doce pantallas todos los ángulos de visión de la totalidad de las cámaras del subsuelo, aunque no lograron ver al anciano del traje blanco.
- De todos modos, hay algunas zonas a las que las cámaras no llegan – dijo Moníz al observar que el rostro de perplejidad de él iba en aumento. – Chico, pues entonces vamos a dar un paseo a buscar a tu “amigo imaginario”.

Bajaron por la escalera de caracol en semioscuridad gracias a la pequeña linterna que ella portaba. En el corto descenso Enter interiorizó y acepto que su vida se deslizaba hacia profundos cambios, que el concepto del mundo existente ya no le servíría, que de su interior surgiría un nuevo ser imbuido de criterio y percepción de la realidad hasta ahora desconocido.
Al llegar a la salida,Moníz hizo el ritual disciplinario acostumbrado para no ser descubiertos; observó la pantalla de la cámara oculta que había instalado en el pasillo de salida, esperó hasta que la zona estuvo solitaria, accionó una palanca y salieron tras el cartel publicitario.

Se sentaron en el banco donde él le contó que tuvo su primer encuentro con el anciano del traje blanco que estaban buscando. Enter pensó que se encontraba muy bien acompañado por Moníz, contrastando la amarga experiencia de palpar el subsuelo con su dulce presencia junto a él. Mientras comían una pizza familiar Enter recuperaba ánimos para continuar la conversación.
- Comes poco – le dijo mientras él devoraba porción tras porción -. ¿No tienes hambre? - Soy de poco comer y hay cosas como la fruta que ni la pruebo. Debería, ¿no? pero es superior a mí. Las verduras sí que me atraen más, son fáciles de digerir y me mantienen ligera y vital.
Sostenía en su mano el resto del único trozo que cogió y que ya terminaba de comer a pequeños bocados.
Enter acabó de comer y observó como ella aún mantenía un pequeño trozo que acabó por introducírselo en la boca lentamente, para luego sonreírle al ver que él la observaba.
- Estás para hacerte una foto y enmarcarla en tu observatorio.

Dos guardias de S.C. que pasaban cerca detectaron las risas y la alegría inusual y llamativa por esas profundidades. Se dirigieron hacia ellos, uno se adelantó para hablarles mientras su compañero llamó al mando, sin dejar de mirarlos.
Moníz se puso tensa, sus sentidos estaban alerta observando a los guardias, calibrando el entorno, evaluando las posibilidades de salida, las probabilidades de éxito en caso de conflicto y lucha.
A Enter se le cambió el rostro, parecía que hubiera encogido sentado en el banco, que rebuscara en sus adentros un espacio donde desaparecer. Él miraba al guardia fornido que avanzaba hacia ellos con paso decidido y enérgico, y su mente se esforzaba en ralentizar lo que su visión le mostraba, esperaba que las leyes físicas se alteraran en ese mismo instante, que se pudiera avanzar en el espacio-tiempo y así sortear lo que se les venía encima.

Moníz agarró su mano diciéndole en voz baja – Tranquilo, no hay que preocuparse, que no detecten el miedo.
Enter guardó silencio y no movió un músculo cuando el hombre de uniforme se detuvo delante del banco en el que permanecían sentados.
- Señorita, está usted armando jaleo. ¿Tienen algún problema usted y su amiguito, o lo están buscando?
- En absoluto agente. – Moníz se puso de pie tirando de la mano a Enter para que se incorporara. Quedó a la altura de sus ojos y ella le mantuvo la mirada en silencio.
El otro guardia acabó la conversación con el móvil y le hizo señas de que no había ninguna información para detenerlos. Este, con la barra sinestética en la mano la dirigió señalando a los dos y diciéndoles – Tened cuidado.
En ese momento el otro guardia avanzó también hasta su altura y con un tono seco y tajante habló.
- Deben abandonar la plaza de inmediato para poder llegar a tiempo a Plaza Strummer. Dense prisa si no quieren infringir la norma. El Ángel Exterminador estará presente en media hora.

Durante el trayecto para acudir a la ineludible cita con el Ángel Exterminador ella le recordó que al entrar en Diamond Dogs debería esforzarse en averiguar las claves ocultas del Proyecto Omnius, que no olvidara la existencia del subsuelo. El ya lo había conocido gracias a Caroncero, que lo desvió hacia las profundidades ocultas del sistema represivo que imperaba en el mundo. Él se iba acercando a la verdad de la realidad y no a lo que había vivido hasta ahora. Él sabía que la existencia del subsuelo no era una pesadilla, no era un mal sueño febril; todo lo contrario, era una cárcel que amenazaba con subir a la superficie en cuanto que los que controlaban todo así lo decidieran.

Moníz y Enter bajaron del tren y llegaron al sector de mayor confluencias de líneas de todo el subsuelo, un lugar de enormes dimensiones de forma circular y con una luz más intensa y potente que en el resto. Habían llegado a Plaza Strummer.

En el centro de la plaza se encontraba un estanque circular coronado con una fuente florentina, algo acomplejada dada la enormidad del espacio. Alrededor del estanque se alinearon guardias de S.C cada dos metros, mirando a la multitud que se iba agolpando con rapidez. Unas vallas de seguridad los separaban del gentío, cada vez más numeroso y excitado.
El latente rugido ambiental del griterío no permitía oír a Enter lo que Móniz le estaba diciendo. Él le hizo señas de que no escuchaba nada, ella sonrió y alzando mucho la voz logró hacerse entender diciéndole – Ya llega el Ángel Exterminador.

El estanque con la pequeña fuente central desapareció tragado por la tierra y en su lugar emergió un ring de forma pentagonal, protegido del exterior por fuertes paredes transparentes que permitían ver plenamente la zona de lucha. Levantado a unos tres metros, se podía ver perfectamente desde cualquier posición.
Todos los guardias levantaron sus barras sinestéticas que emitieron una luz roja avisando de su activación a máxima potencia. De inmediato el ruido ensordecedor cesó, todo el mundo guardó silencio mientras por megafonía una voz clara y potente se oyó.

“Bienvenidos al encuentro con el Ángel Exterminador.
Hoy, como cada diez días, nos congregamos aquí para aclamar a nuestro campeón.
Los dos aspirantes se enfrentan entre sí ante la presencia de nuestro poseedor del cetro.
El que venza tendrá mañana la oportunidad de disputar el título a nuestro campeón.
La lucha ya sabemos que es a muerte o abandono, aunque pocos eligen el abandono sabiendo lo que les espera al perder y renunciar a la posibilidad de ganar, el laboratorio cerebral.
Y ya sabemos que si el cetro exterminador permanece durante tres celebraciones consecutivas en manos de la misma persona, el Ángel Exterminador podrá pasar a formar parte del grupo avanzado de Seguridad Central.
Demos la bienvenida al Ángel Exterminador”.

Enter estaba absorto contemplando los prolegómenos del “espectáculo”. Mientras oía la megafonía y veía los rostros a su alrededor, ávidos de sangre , excitados y expectantes ante la muerte, Enter reflexionaba sobre que éste era el elemento compensatorio que daba “pan y circo” a la sociedad opresiva del subsuelo, la esperanza salvaje y animal teñida de espectáculo para las masas. El sinsentido individual encuentra cobijo en el sinsentido global.

Moníz cogió la mano de Enter y con lágrimas en sus ojos le dijo al oído.
- Acércate a mí, abrázame en mi noche eterna.




*Masmoc Utopía


6 comentarios:

  1. Cada vez se está complicando más la historia, ¿ qué sucederá a continuación? esperemos que el próximo capítulo nos lo aclare. Aprovecho para desearos felices fiestas, Un abrazo a tu mujer, que la recuerdo mucho.

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    1. La historia, como la vida, se complica aunque esperamos llevarla a una salida brillante y oportuna. Igual que tus comentarios.
      Gracias Loli. Felices Fiestas...

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  2. He leído los seis capítulos de corrido. No pude contener las ansias de saber más sobre la historia.
    Desde que finalicé la lectura del Capitulo VI ando buscando la puerta de entrada al SUBSUELO, me gustaría poder ayudar a Enter y Moníz.
    Busco y busco la entrada, me encuentro en un estado de intranquilidad, Quisiera ayudarlos, sabe Dios los peligros que le esperan y nosotros aquí, en la superficie, ajenos a todo.
    Siento la necesidad de ayudarlos. Creo que la única lucha que se pierde, es la que se abandona.
    Estoy deseando conocer algo más sobre la personalidad de Moníz y el anciano vestido de blanco. ¿ Quién no lo ha visto alguna vez........... ?
    Bonita e intrigante historia, engancha desde el principio.

    Enhorabuena por vuestra complicidad (Tartesus-Masmoc) e imaginación infinita. Ánimos, esperamos ansiosos nuevos capítulos.

    El Beja.

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    1. "La única lucha que se pierde es la que se abandona"; me gusta.
      No doblegarnos al abandono jamás.

      Ya estás ayudándoles, al comentar tu aleccionadora impresión, y además afianzas la determinación de ambos por resistir.

      La complicidad se acrecienta y se renueva con comentarios como el tuyo.

      Enter y Moníz te mandan un abrazo desde el Subsuelo y recogen tu calor amigo, igual que nosotros.

      Mil gracias..

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  3. Macmoc vuelve ya del subsuelo y sigue con la historia...o acaso se encuentra ayudando a Moniz y Enter? Si necesita ayuda ya sabe donde localizarme...
    Enhorabuena de nuevo, me encanta la historia, acaba de cocinar el VII, estamos impacientes!!
    Kal-El

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    1. Esperamos la irrupción del "Àngel Exterminador".
      Moníz se encuentra esperanzada de nuevo junto a Enter, y él descubre la otra realidad oculta apoyándose en ella.

      Lo cierto es que los dos me dijeron que necesitan ayuda; como todos aunque no lo parezca, no la pidamos, no la ofrezcamos.

      Veremos qué sucederá...

      Muchas gracias por tu participación y tus ánimos.

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