Las garras de Bennu arrancaron la piel del lomo de un gigantesco gato que presionaba al pequeño ratón, en el que se convertía Franz cada vez que aparecía en el Mundo Causal.
Su aspecto pequeño y
peludo había atraído a unos Fobios con forma de grandes gatos aterradores que
estaban a punto de engullirlo. Bennu, explorador incansable de los pasos que
sus amigos daban por el bosque, había acudido en la ayuda de aquel indefenso ser.
Franz, soltado por el Gatanso, corrió a esconderse tras unos matorrales,
mientras las tres alimañas diabólicas, una mal herida, se revolvía hacia
el inoportuno rapaz. El salto de uno de los enormes felinos del
averno estuvo a punto de rasgar el ala de Bennun, pero con un giro ágil y
rápido lo esquivó, lanzando su pico y alcanzando la cabeza del Gatanso.
Uno de ellos, de pelo
más prominente y claro, se olvido de Bennu y se centró en la búsqueda de su
objetivo; ya iba rasgando los matorrales cercanos, por donde había
desaparecido Franz. El miedo hizo que Franz abandonara su refugio y saltó
hacía el árbol más cercano; su movimiento fue delatado por el crujir de las
ramas, el Gatanso saltó sobre el tronco del álamo persiguiendo al pequeño
ratón hacía el cielo del bosque.
Bennu no podía
ayudarle, bastante tenía con resolver su lucha, entonces emitió un sonido fino
y penetrante que viajó por el bosque, pidiendo ayuda a sus compañeros, que
perseguían su rastro. Se olvidó de los dos Gatansos y viró hacía el árbol, pero
justo cuando alzó el vuelo para ir en auxilio de Franz: Un gigantesco ser alado
se precipitó sobre él desequilibrándolo y haciendo que cayera sobre un
colchón de hojarasca que tapizaba el suelo del bosque.
Los Gatansos se
apartaron viendo la grandiosa apariencia del nuevo actor en la lucha, corrieron
álamos arriba buscando a su verdadero objetivo.
Bennu, aturdido e
indefenso, miró hacia su atacante que volvía para dar un golpe certero y
mortal, metros le quedaba para clavar sus garras sobre Bennu; el cuello largo y
desgarbado de aquel monstruo alado de grandes dimensiones, fue atravesado
por una flecha lanzada desde la espesura por un salvador llamado Gabriel.
Caído y malherido,
nublada la vista, Bennu divisó a sus amigos y compañeros de viaje; intentó
incorporarse, pero no pudo. Sabía que el pequeño ser peludo corría gran
peligro, nada podía hacer, se dejó desvanecer en un sueño reparador que
agradecía su cuerpo maltrecho.
Arriba, en la espesura
de un techo frondoso de hojas cromáticas de un color rojizo, se libraba una
batalla por la supervivencia. La brisa de un aire de invierno, frío y húmedo,
despejaba los pequeños ojos del roedor, mientras flotaba sobre la copa de los
arboles, huyendo de sus Fobios.
Herido, perseguido y
ahora rodeado, tras aparecer uno de ellos frente a él, no encontraba el modo de
zafarse de sus amenazantes temores que a punto estaban de hacerlo caer en la
oscuridad.
Lugosian le había
pedido que luchara y él lo había intentado, pero no había reaccionado a tiempo,
era tarde cuando apareció la ayuda, la realidad era esa.
No todos vencen en su búsqueda de la liberación. Algunos
preferimos ser reos de nosotros mismos y sucumbir a nuestros temores. Mi mundo
acabó aquel día; ella era mi mundo y yo la maté, me veo como me siento. Gracias
por todo, Lugosian.
La imagen de ella
apareció ante su rostro con una lágrima, ésta cayó sobre las hojas que copaban
el techo del bosque e hizo abrirse el suelo, justo cuando los Gatansos
saltaban sobre Franz, cayendo todos al eterno vacío.
Cuando Bennu abrió los
ojos, Franz yacía junto a él. Joven de tez morena y rasgos delicados.
Sin duda había
encontrado su paz interior, en la oscuridad.
*Tartessus Baobab